21/08/2021, 22:00
Oh, Dios, ¿Ryōkajīn como presidente? Se ahorró los comentarios por respeto a aquel anciano. No es que pensase que lo haría mal, desde luego que no. Se encontraba en el Consejo de Sabios porque era, valga la redundancia, un sabio. El más reacio a los cambios había sido también el que primero le había abierto los brazos al Uchiha. Lo único que tenía eran buenas palabras hacia él. Era un hombre que imponía respeto, con las ideas claras, con mucha experiencia a sus espaldas y que sabría tomar buenas decisiones.
¿El problema? Que no era de esos que se ganaban al público. Y para unas elecciones populares, aparte de ser un tío competente, uno tenía que saber camelarse a la audiencia. Formaba parte de ello, por más o menos injusto que fuese.
«Puff… Si es que no veo a un chaval medio de Ushi votándole, la verdad». Ni de Ushi, ni de Minori, ni de los Herreros. Hanabi tenía otra idea en mente, pero quiso dejarle en ascuas por el momento. A Datsue cada vez le apetecía menos la cena y más oír aquella idea, que no sabía porqué pero le daba mala espina.
Le arrancaron una carcajada, no obstante, cuando Hanabi se acordó de que tenían a un bijū viviendo en el puerto.
—Nah, de locos —resumió, risueño, con aquel frente que a ambos se les había olvidado—. Ahora, la pregunta verdaderamente importante aquí es: ¿qué hay de los pescadores que tiraban la caña cerca del puerto? O sea… ¿¡De verdad alguien tiene los bemoles ahora de tirar el anzuelo sabiendo que el Gyūki, con ocho colas a su espalda, está ahí abajo!? Porque si existe, ¡deberíamos darle un jodido premio! ¡POR SER UN PUTO HÉROE!
¿El problema? Que no era de esos que se ganaban al público. Y para unas elecciones populares, aparte de ser un tío competente, uno tenía que saber camelarse a la audiencia. Formaba parte de ello, por más o menos injusto que fuese.
«Puff… Si es que no veo a un chaval medio de Ushi votándole, la verdad». Ni de Ushi, ni de Minori, ni de los Herreros. Hanabi tenía otra idea en mente, pero quiso dejarle en ascuas por el momento. A Datsue cada vez le apetecía menos la cena y más oír aquella idea, que no sabía porqué pero le daba mala espina.
Le arrancaron una carcajada, no obstante, cuando Hanabi se acordó de que tenían a un bijū viviendo en el puerto.
—Nah, de locos —resumió, risueño, con aquel frente que a ambos se les había olvidado—. Ahora, la pregunta verdaderamente importante aquí es: ¿qué hay de los pescadores que tiraban la caña cerca del puerto? O sea… ¿¡De verdad alguien tiene los bemoles ahora de tirar el anzuelo sabiendo que el Gyūki, con ocho colas a su espalda, está ahí abajo!? Porque si existe, ¡deberíamos darle un jodido premio! ¡POR SER UN PUTO HÉROE!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado