24/08/2021, 19:30
A Ranko pareció convencerle el razonamiento de la genin, y tras prepararse de nuevo como hicieron al salir de Tane-Shigai, se repartieron los pesos. Esta vez sería Ranko quien llevara el paquete de la misión, y Lyndis las mochilas de ambas. Al salir, la anciana se despidio de ambas, y estas respondieron de similar forma.
Comenzaron de nuevo su marcha, y se acercaron de vuelta a las vías del ferrocarril para continuar por ellas. Más pronto que tarde, los campos de bambú se fueron quedando atrás para dar paso a unas inmensas praderas. Prosiguieron corriendo de vez en cuando, con un trote ligero, ya que además era lo que se suponía que mejor le vendría a la mezcla de especias por lo que les contaron. Lyndis paró en una ocasión antes de querer dejar las vías atrás, mientras jadeaba y miraba el mapa.
— Espera, podríamos seguir las vías todavía y alcanzar Yachi antes de la noche sin mucho problema. Y desde allí, bordear el río y las montañas. Llegaríamos de forma más precisa y no nos toparíamos con el Valle del fin. O retroceder sobre nuestros pasos dando vueltas en círculos, que sería aún peor — añadiría con una breve carcajada, y retomaría entonces la marcha. — Eso si, a la vuelta que sea en tren, por favor. Esto está siendo más agotador de lo que pensaba — dijo tras un suspiro, y arqueando un poco la cabeza hacia atrás.
Si Ranko no ponía ninguna pega, tomarían esa última decisión, y emprenderían la marcha una vez más, parando poco después al sentir que el medio día se acercaba por la posición del sol, para tomar las fiambreras que compraron el día anterior y descansar un poco antes de reanudar la marcha.
Comenzaron de nuevo su marcha, y se acercaron de vuelta a las vías del ferrocarril para continuar por ellas. Más pronto que tarde, los campos de bambú se fueron quedando atrás para dar paso a unas inmensas praderas. Prosiguieron corriendo de vez en cuando, con un trote ligero, ya que además era lo que se suponía que mejor le vendría a la mezcla de especias por lo que les contaron. Lyndis paró en una ocasión antes de querer dejar las vías atrás, mientras jadeaba y miraba el mapa.
— Espera, podríamos seguir las vías todavía y alcanzar Yachi antes de la noche sin mucho problema. Y desde allí, bordear el río y las montañas. Llegaríamos de forma más precisa y no nos toparíamos con el Valle del fin. O retroceder sobre nuestros pasos dando vueltas en círculos, que sería aún peor — añadiría con una breve carcajada, y retomaría entonces la marcha. — Eso si, a la vuelta que sea en tren, por favor. Esto está siendo más agotador de lo que pensaba — dijo tras un suspiro, y arqueando un poco la cabeza hacia atrás.
Si Ranko no ponía ninguna pega, tomarían esa última decisión, y emprenderían la marcha una vez más, parando poco después al sentir que el medio día se acercaba por la posición del sol, para tomar las fiambreras que compraron el día anterior y descansar un poco antes de reanudar la marcha.