25/08/2021, 16:37
(Última modificación: 25/08/2021, 16:42 por Amedama Daruu. Editado 3 veces en total.)
Lo hizo. Accedió a ayudar. A su propia manera. Siendo una maleducada y una malcriada. Como siempre. Pero lo hizo. Por eso Daruu sonrió y se levantó.
—Imbécil —dijo, aún así.
—Gilipollas.
—Payasa.
—¡Tonta!
—. . .
—Por favor, cuidad de Ayame —imploró Daruu, mientras Zetsuo, Kiroe y Chiiro se la llevaban. Luego, cuando se hizo el silencio, se dejó caer sobre una de las sillas de la pastelería y se dirigió a su sensei—: Yui. Siempre fue demasiado orgullosa. Pero fue una buena líder...
»¿Qué va a pasar ahora? —Daruu levantó la cabeza y miró a Kōri, impasible como de costumbre—. Habrá guerra.
Entre Zetsuo y Kiroe, sumergieron a Ayame en la bañera, llena con agua caliente. Hasta entonces ninguno de los presentes había pronunciado palabra alguna. Kiroe no era médica, pero sabía exactamente como proceder por fuerza de la experiencia.
Entonces se sentó en la taza del váter y se llevó las manos a la cara. Comenzó a llorar.
—¡Mamá! —Chiiro se acercó a su madre adoptiva y tiró del pantalón—. ¿Qué pasa? ¡No llores, por favor! ¡Ayame estará bien!
—Nada está bien —contestó—. Nada está bien —repitió.
»No me lo puedo creer... por qué se soltó... por qué esa endiablada mujer se soltó...
—Imbécil —dijo, aún así.
—Gilipollas.
—Payasa.
—¡Tonta!
—. . .
—Por favor, cuidad de Ayame —imploró Daruu, mientras Zetsuo, Kiroe y Chiiro se la llevaban. Luego, cuando se hizo el silencio, se dejó caer sobre una de las sillas de la pastelería y se dirigió a su sensei—: Yui. Siempre fue demasiado orgullosa. Pero fue una buena líder...
»¿Qué va a pasar ahora? —Daruu levantó la cabeza y miró a Kōri, impasible como de costumbre—. Habrá guerra.
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Entre Zetsuo y Kiroe, sumergieron a Ayame en la bañera, llena con agua caliente. Hasta entonces ninguno de los presentes había pronunciado palabra alguna. Kiroe no era médica, pero sabía exactamente como proceder por fuerza de la experiencia.
Entonces se sentó en la taza del váter y se llevó las manos a la cara. Comenzó a llorar.
—¡Mamá! —Chiiro se acercó a su madre adoptiva y tiró del pantalón—. ¿Qué pasa? ¡No llores, por favor! ¡Ayame estará bien!
—Nada está bien —contestó—. Nada está bien —repitió.
»No me lo puedo creer... por qué se soltó... por qué esa endiablada mujer se soltó...