2/09/2021, 01:38
Homura alzó la cara, siendo que al sombrero se resbaló y cayó, dejando ver la asombrada cara de la chica que de paso se había despeinado un poco. Realmente ella estaba esperando que eligiese la opción sin conflictos como era el viaje por el mar. Pero debía agradecer al menos esa comprensión. De inmediato se reincorporó, se ajustó las ropas y tosió.
—Bien. Te explicaré entonces tu ruta — Se levantó, dirigiéndose hasta donde estaba su bolso, y sacando un mapa de la zona, tendiéndoselo a Kaido. —Este tren se dirige a la estación de Pueblo Ceniza, un punto fronterizo entre el Viento y el Fuego. Partiendo desde aquí, seguirás una ruta 220 grados al suroeste donde encontrarás el campamento de refugiados de la pandilla de Bandō. Ellos van y vienen constantemente, ayudando a la gente a cruzar el Río de Oro. Cuando te encuentres con ellos, te pedirán una contraseña a lo que debes responder: "Rojo en la noche, negro durante el día" Y les dices que vas de parte mía. No son muy formales que se diga. Si no te creen con todo y esto, pégale un golpe en la cara al más alto que veas y dile que le aumentaré 300 ryō a la deuda por idiota— Sacó un marcador y empezó a señalar distintas zonas. —De ahí, ellos deberían ponerte al tanto de como te llevarán al otro lado a través de las bifurcaciones del río y los sitios que debes evitar.
»También te daré una carta estelar... A veces las brújulas pueden fallar cerca de algunos campos magnéticos, por lo que te puede ayudar a orientarte de noche si miras al cielo. Marca la posición de ciertas constelaciones en la bóveda celeste según la estación. De noche, podrás saber en que dirección vas.
El tren se detuvo. Homura le entregó ambos mapas a Kaido, agarró su bolso completamente dispuesta a bajar del tren, señalando con la mano para que Kaido la siguiese. Llamar pueblo a ese sitio era mucho, considerando que aparte de la estación del tren que lucía bastante moderna, las casas de por sí eran muy sencillas. No se detuvo a cruzar miradas con nadie, ni siquiera para aquellas que iban dirigidas al escualo.
—Si te preocupa ir a pie, bueno, intentaré remediarlo. Si lo que quiero es que traigas a Bandō, me conviene darte más medios — Seguiría caminando a paso acelerado, caminando por el sendero hasta que en el fondo del paisaje se divisaba una casa sencilla, y lo que parecía un establo improvisado.
El equino, era enorme. El caballo más grande que Kaido jamás hubiese visto en su vida. Era negro azabache de cola hasta la cabeza, con unas patas fornidas que remataban en cascos extremadamente gruesos. El animal hizo un gesto como mirando de reojo al escualo, mientras seguía masticando y comiendo heno.
—Este es Galante. Y el nombre importa mucho, porque no responderá si no lo llamas así — Le puso la mano en la nariz y lo acarició. —No es un caballo normal por lo que sé; tengo entendido que un shinobi se lo regaló a Bandō. No sé más, pero aparentemente si no le caes bien, no se deja montar — Se giró hacia Kaido. —Si no lo consigues domar, bueno... Te tocará ir por tus medios al campamento y ya que ellos te presten algún otro animal el resto del trayecto. Pero Galante puede correr largas distancias y soportar el clima extremo del desierto como ningún otro animal podrá.
—Bien. Te explicaré entonces tu ruta — Se levantó, dirigiéndose hasta donde estaba su bolso, y sacando un mapa de la zona, tendiéndoselo a Kaido. —Este tren se dirige a la estación de Pueblo Ceniza, un punto fronterizo entre el Viento y el Fuego. Partiendo desde aquí, seguirás una ruta 220 grados al suroeste donde encontrarás el campamento de refugiados de la pandilla de Bandō. Ellos van y vienen constantemente, ayudando a la gente a cruzar el Río de Oro. Cuando te encuentres con ellos, te pedirán una contraseña a lo que debes responder: "Rojo en la noche, negro durante el día" Y les dices que vas de parte mía. No son muy formales que se diga. Si no te creen con todo y esto, pégale un golpe en la cara al más alto que veas y dile que le aumentaré 300 ryō a la deuda por idiota— Sacó un marcador y empezó a señalar distintas zonas. —De ahí, ellos deberían ponerte al tanto de como te llevarán al otro lado a través de las bifurcaciones del río y los sitios que debes evitar.
»También te daré una carta estelar... A veces las brújulas pueden fallar cerca de algunos campos magnéticos, por lo que te puede ayudar a orientarte de noche si miras al cielo. Marca la posición de ciertas constelaciones en la bóveda celeste según la estación. De noche, podrás saber en que dirección vas.
El tren se detuvo. Homura le entregó ambos mapas a Kaido, agarró su bolso completamente dispuesta a bajar del tren, señalando con la mano para que Kaido la siguiese. Llamar pueblo a ese sitio era mucho, considerando que aparte de la estación del tren que lucía bastante moderna, las casas de por sí eran muy sencillas. No se detuvo a cruzar miradas con nadie, ni siquiera para aquellas que iban dirigidas al escualo.
—Si te preocupa ir a pie, bueno, intentaré remediarlo. Si lo que quiero es que traigas a Bandō, me conviene darte más medios — Seguiría caminando a paso acelerado, caminando por el sendero hasta que en el fondo del paisaje se divisaba una casa sencilla, y lo que parecía un establo improvisado.
El equino, era enorme. El caballo más grande que Kaido jamás hubiese visto en su vida. Era negro azabache de cola hasta la cabeza, con unas patas fornidas que remataban en cascos extremadamente gruesos. El animal hizo un gesto como mirando de reojo al escualo, mientras seguía masticando y comiendo heno.
—Este es Galante. Y el nombre importa mucho, porque no responderá si no lo llamas así — Le puso la mano en la nariz y lo acarició. —No es un caballo normal por lo que sé; tengo entendido que un shinobi se lo regaló a Bandō. No sé más, pero aparentemente si no le caes bien, no se deja montar — Se giró hacia Kaido. —Si no lo consigues domar, bueno... Te tocará ir por tus medios al campamento y ya que ellos te presten algún otro animal el resto del trayecto. Pero Galante puede correr largas distancias y soportar el clima extremo del desierto como ningún otro animal podrá.