3/09/2021, 16:21
¡Puff!
Una nube de humo estalló en el norte, en el vagón casi vacío de un tren en marcha. Casi, porque la corpulenta Yuka, kunoichi corpulenta y fan número uno de Aotsuki Ayame, se encontraba allí llorando desconsolada cuando se encontró a lo que parecía ser un fantasma. No.
Blanco. Copo de nieve. Kurama.
Yuka se abalanzó sobre Kokuō y la derribó al suelo. Con las piernas a ahorcajadas, levantó el puño cerrado y...
...se detuvo.
—¿Qué... quién... Aya... me? —Sucede una cosa. Y es que por muy blanca que fuese Kokuō, tanto casi como Kōri, no podía disimular aquella luna azul de la frente. Al fin y al cabo, se trataba del cuerpo de Aotsuki Ayame. Cuándo el cerebro de Yuka consiguió asimilar lo que sus ojos habían visto, sin embargo, Kokuō se llevaría una desagradable sorpresa—. ¡No! ¡Lo han vuelto a hacer, han revertido el sello!
Por supuesto, todos en Amegakure sabían ya que Ayame y Kokuō compartían cuerpo. Algunos estaban de acuerdo. Otros no. Yuka era de las que estaban de acuerdo, pero también muy, muy asustada. De que Kurama y su hermana conspiraran.
Yuka confiaba en Ayame y era leal a Yui y a Shanise. Pero Ayame había ido al encuentro con Kurama, y ahora, debajo suya, estaba Kokuō.
Su cerebro ató los cabos incorrectos.
Y trató de descargarle un puñetazo en la cara.
Una nube de humo estalló en el norte, en el vagón casi vacío de un tren en marcha. Casi, porque la corpulenta Yuka, kunoichi corpulenta y fan número uno de Aotsuki Ayame, se encontraba allí llorando desconsolada cuando se encontró a lo que parecía ser un fantasma. No.
Blanco. Copo de nieve. Kurama.
Yuka se abalanzó sobre Kokuō y la derribó al suelo. Con las piernas a ahorcajadas, levantó el puño cerrado y...
...se detuvo.
—¿Qué... quién... Aya... me? —Sucede una cosa. Y es que por muy blanca que fuese Kokuō, tanto casi como Kōri, no podía disimular aquella luna azul de la frente. Al fin y al cabo, se trataba del cuerpo de Aotsuki Ayame. Cuándo el cerebro de Yuka consiguió asimilar lo que sus ojos habían visto, sin embargo, Kokuō se llevaría una desagradable sorpresa—. ¡No! ¡Lo han vuelto a hacer, han revertido el sello!
Por supuesto, todos en Amegakure sabían ya que Ayame y Kokuō compartían cuerpo. Algunos estaban de acuerdo. Otros no. Yuka era de las que estaban de acuerdo, pero también muy, muy asustada. De que Kurama y su hermana conspiraran.
Yuka confiaba en Ayame y era leal a Yui y a Shanise. Pero Ayame había ido al encuentro con Kurama, y ahora, debajo suya, estaba Kokuō.
Su cerebro ató los cabos incorrectos.
Y trató de descargarle un puñetazo en la cara.
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