4/09/2021, 22:26
—¿Un clon? ¿Matadero? ¿En Amegakure? N... no entiendo nada. Aotsuki se fue a Yukio, Aotsuki... —Los ojos de la kunoichi se anegaron de lágrimas. Probablemente, en su mente se estaban dibujando mil y una posibilidades. A cual, peor que la anterior—. ¿Qué ha pasado?
Kokuō la miró fijamente. Se permitió el lujo de bajar los brazos, pero no se movió de su posición para no alertar a la humana.
—Vuestra Tormenta ha muerto —dijo, sin ningún tipo de anestesia. La empatía ninlos remilgos habían sido nunca su fuerte. Y aunque sí lo fuera, no podía permitirse el lujo de andarse con rodeos. Cada segundo perdido era un grano de arena menos en su lado del reloj—. Sí, la Señorita fue a Yukio, ¡y mira que intenté convencerla de que no lo hiciera! Pero no sirvió de nada. Yui ha muerto, y ella estuvo a punto de hacerlo también. Si no fuera por Daruu, que la invocó de vuelta a Amegakure con una de sus técnicas, yo no estaría hoy hablando con usted con este aspecto.
Dejó que sus palabras calaran, pero no esperó mucho más.
—Sé que queréis venganza contra Kurama, sé cómo os sentís, humanos. Pero tenéis que dar la vuelta ahora mismo: Ya no hay nada que salvar en Yukio y sólo conseguiréis que os maten. A todos. No tenéis nada que hacer contra mi he... —Kokuō se interrumpió, apretó las mandíbulas con un gruñido lleno de rabia y entonces se corrigió—: Contra Kurama.
Kokuō la miró fijamente. Se permitió el lujo de bajar los brazos, pero no se movió de su posición para no alertar a la humana.
—Vuestra Tormenta ha muerto —dijo, sin ningún tipo de anestesia. La empatía ninlos remilgos habían sido nunca su fuerte. Y aunque sí lo fuera, no podía permitirse el lujo de andarse con rodeos. Cada segundo perdido era un grano de arena menos en su lado del reloj—. Sí, la Señorita fue a Yukio, ¡y mira que intenté convencerla de que no lo hiciera! Pero no sirvió de nada. Yui ha muerto, y ella estuvo a punto de hacerlo también. Si no fuera por Daruu, que la invocó de vuelta a Amegakure con una de sus técnicas, yo no estaría hoy hablando con usted con este aspecto.
Dejó que sus palabras calaran, pero no esperó mucho más.
—Sé que queréis venganza contra Kurama, sé cómo os sentís, humanos. Pero tenéis que dar la vuelta ahora mismo: Ya no hay nada que salvar en Yukio y sólo conseguiréis que os maten. A todos. No tenéis nada que hacer contra mi he... —Kokuō se interrumpió, apretó las mandíbulas con un gruñido lleno de rabia y entonces se corrigió—: Contra Kurama.