7/09/2021, 02:38
Terminó de comer junto con Lyndis y asintió cuando ella dijo que se ducharía.
—Claro. Te sigo —Analizó sus palabras por medio segundo —. ¡No! ¡M-me refiero a q-que me ducharé de-después de ti!
Ranko vio a Lyndis entrar a la ducha, y suspiró. Recordó cuando fue a las termas con Mei, aquella chica de Uzushiogakure. Aquella chica que le había hechizado y luego le había abandonado. Recordó lo nerviosa que se puso al verla salir de la ducha, al ir con ella a los baños, al ver sus labios en la nota olor a rosas.
La kunoichi, sentada a la cama, abrazó sus rodillas, pensativa. Lyndis no haría eso, ¿Verdad? Lyndis no le diría "Veámonos en tal lugar" sólo para dejarla congelarse a solas por una semana, ¿Verdad?
"¿Pero de qué hablas, Ranko? No ha pasado nada entre ustedes dos. Waai es sólo... Amable. Aunque grosera a veces. No, pero es linda de corazón. Y es atractiva. ¡Es decir! Se mira... Saludable. Y fuerte. Y... Exótica. Y me siento tan extrañamente cómoda con ella. Ah, alucinas, Ranko, es solamente..."
Entonces Lyndis salió de la ducha. Y los pensamientos de Ranko se detuvieron. Era lo opuesto a Mei: Lyndis se notaba sencilla, relajada, poco glamorosa. Auténtica. Rebelde. Y Ranko no podía dejar de verla, con su rostro tapado por la toalla, hasta que reaccionó.
—¡Ah, sí! Ahm... Sí, voy yo.
Imitó a su amiga, y un rato después salió con unos cómodos pantalones cortos y una blusa larga sin mangas. Se había enrollado y envuelto la trenza en la toalla, sin mojarla, pues esperar a que tanto cabello se secara antes de dormir sería un infierno. Se sentó en su cama y suspiró de nuevo, más relajada que antes, y con sus pensamientos previos movidos a la parte trasera de su cabeza.
—Mañana estaremos llegando a Tanzaku Gai. Espero haya suficiente comida para las dos.
Ranko soltó una risita. Si Lyndis no comentaba o preguntaba nada más, le desearía buenas noches y se dispondría a dormir.
—Claro. Te sigo —Analizó sus palabras por medio segundo —. ¡No! ¡M-me refiero a q-que me ducharé de-después de ti!
Ranko vio a Lyndis entrar a la ducha, y suspiró. Recordó cuando fue a las termas con Mei, aquella chica de Uzushiogakure. Aquella chica que le había hechizado y luego le había abandonado. Recordó lo nerviosa que se puso al verla salir de la ducha, al ir con ella a los baños, al ver sus labios en la nota olor a rosas.
La kunoichi, sentada a la cama, abrazó sus rodillas, pensativa. Lyndis no haría eso, ¿Verdad? Lyndis no le diría "Veámonos en tal lugar" sólo para dejarla congelarse a solas por una semana, ¿Verdad?
"¿Pero de qué hablas, Ranko? No ha pasado nada entre ustedes dos. Waai es sólo... Amable. Aunque grosera a veces. No, pero es linda de corazón. Y es atractiva. ¡Es decir! Se mira... Saludable. Y fuerte. Y... Exótica. Y me siento tan extrañamente cómoda con ella. Ah, alucinas, Ranko, es solamente..."
Entonces Lyndis salió de la ducha. Y los pensamientos de Ranko se detuvieron. Era lo opuesto a Mei: Lyndis se notaba sencilla, relajada, poco glamorosa. Auténtica. Rebelde. Y Ranko no podía dejar de verla, con su rostro tapado por la toalla, hasta que reaccionó.
—¡Ah, sí! Ahm... Sí, voy yo.
Imitó a su amiga, y un rato después salió con unos cómodos pantalones cortos y una blusa larga sin mangas. Se había enrollado y envuelto la trenza en la toalla, sin mojarla, pues esperar a que tanto cabello se secara antes de dormir sería un infierno. Se sentó en su cama y suspiró de nuevo, más relajada que antes, y con sus pensamientos previos movidos a la parte trasera de su cabeza.
—Mañana estaremos llegando a Tanzaku Gai. Espero haya suficiente comida para las dos.
Ranko soltó una risita. Si Lyndis no comentaba o preguntaba nada más, le desearía buenas noches y se dispondría a dormir.
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