11/05/2015, 17:51
Hacía rato que ya había acabado su examen de genin, con fantásticos resultados, cabe decir, y prueba de ello era la placa metálica con el símbolo de Uzushiogakure que lucía en su frente, completamente henchido de orgullo mientras paseaba por la ciudad, debatiendo qué hacer antes de pasar por su casa.
Primero había ido hasta el Jardín de los Cerezos a descansar un rato, donde había tenido un encuentro con otro genin recién ascendido, y tras un rato, había decidido marcharse a seguir con su paseo por la villa. Caminó por las calles principales, pasando por algún comercio de fruta para comprar un par de peras y una manzana, su desayuno, ya que, con los nervios del examen se le había olvidado pedir el desayuno.
Siguió caminando devorando las piezas de fruta con ganas, y, cuando se terminó la última de éstas, decidió que, antes de pasar por fin por su casa para darles la noticia a sus padres, se dirigiría a la costa, la playa de arena blanca que se encontraba allí era un lugar muy tranquilo, donde poder desconectar y, por qué no, tomar un poco el sol.
Así que se dirigió hacia allí con paso firme, cogiendo algunas callejuelas para recortar en tiempo, ya que sus padres estarían empezando a extrañarse de que no hubiera vuelto todavía. En apenas unos minutos se había presentado frente al mar, visiblemente cansado y con algunas gotas de sudor que perlaban su frente, por lo que se tumbó allí mismo, se quitó sus sandalias y colocó los pies de forma que siempre que venía una ola, se le mojaban, refrescándole un poco.
« Vaya, esto si que es vida, pero a partir de ahora se acabó el vaguear, habrá que entrenar muy a menudo... ¡Qué lata!»
Riko estaba absorto en sus pensamientos, diciéndose lo aburrido y tedioso que sería tener que esforzarse tanto a partir de ahora, pero autoconvenciéndose de que era lo que debía de hacer cuando, de repente, una figura apareció desde el horizonte. El Shokkou no podía distinguirle con mucha claridad, por lo que se quedó mirando fijamente la silueta, tratando de distinguirla.
Cuando ésta estuvo lo suficientemente cerca, pudo distinguir un rollo que llevaba atado a su cintura, y una camiseta verde que llevaba, pero aún era incapaz de verle la cara, por lo que no podía llegar a saber quien era, por lo que siguió mirando fijamente a la persona que se acercaba a su posición.
«¿Quién será?»
Primero había ido hasta el Jardín de los Cerezos a descansar un rato, donde había tenido un encuentro con otro genin recién ascendido, y tras un rato, había decidido marcharse a seguir con su paseo por la villa. Caminó por las calles principales, pasando por algún comercio de fruta para comprar un par de peras y una manzana, su desayuno, ya que, con los nervios del examen se le había olvidado pedir el desayuno.
Siguió caminando devorando las piezas de fruta con ganas, y, cuando se terminó la última de éstas, decidió que, antes de pasar por fin por su casa para darles la noticia a sus padres, se dirigiría a la costa, la playa de arena blanca que se encontraba allí era un lugar muy tranquilo, donde poder desconectar y, por qué no, tomar un poco el sol.
Así que se dirigió hacia allí con paso firme, cogiendo algunas callejuelas para recortar en tiempo, ya que sus padres estarían empezando a extrañarse de que no hubiera vuelto todavía. En apenas unos minutos se había presentado frente al mar, visiblemente cansado y con algunas gotas de sudor que perlaban su frente, por lo que se tumbó allí mismo, se quitó sus sandalias y colocó los pies de forma que siempre que venía una ola, se le mojaban, refrescándole un poco.
« Vaya, esto si que es vida, pero a partir de ahora se acabó el vaguear, habrá que entrenar muy a menudo... ¡Qué lata!»
Riko estaba absorto en sus pensamientos, diciéndose lo aburrido y tedioso que sería tener que esforzarse tanto a partir de ahora, pero autoconvenciéndose de que era lo que debía de hacer cuando, de repente, una figura apareció desde el horizonte. El Shokkou no podía distinguirle con mucha claridad, por lo que se quedó mirando fijamente la silueta, tratando de distinguirla.
Cuando ésta estuvo lo suficientemente cerca, pudo distinguir un rollo que llevaba atado a su cintura, y una camiseta verde que llevaba, pero aún era incapaz de verle la cara, por lo que no podía llegar a saber quien era, por lo que siguió mirando fijamente a la persona que se acercaba a su posición.
«¿Quién será?»
~ Narro ~ Hablo ~ «Pienso»