16/09/2021, 00:06
— Gracias. —Le respondió con tranquilidad al Uchiha mientras tomaba el pergamino y el lápiz que le había prestado—. Tardaré un poco.
Y sin más, apoyó el pergamino en la carreta, donde la luz de la antorcha todavía le permitía ver lo que escribía. Era algo incómodo, pues todavía tenía las manos esposadas, pero eso no parecía importarle demasiado.
Tsukiyama Daigo provenía de una familia muy pobre y su carrera como ninja nunca fue nada remarcable en lo que a resultados respecta, así que realmente no tenía un solo Ryō a su nombre. Por eso sabía que no podía dejar ningún bien material, pero eso no le importaba, pues en su lugar quería dejar al mundo una de las cosas más importantes para un ninja.
Si Zaide se asomaba, vería a Daigo haciendo algunos bocetos muy simples mientras aprovechaba cada centímetro del pergamino para llenarlo de letras. No hacía falta ser demasiado observador para darse cuenta de lo que estaba haciendo.
En su manual "Cómo Proteger a los Demás con tus Puños", Daigo escribió con todo detalle cómo utilizar todas y cada una de las técnicas que él mismo había creado a lo largo de su vida ninja. Se trataba de una serie de técnicas muy útiles para cualquier combatiente cuerpo a cuerpo, pero que él sabía que todavía no había podido sacarle todo su potencial. Incluso apuntó algunas técnicas que ni siquiera dominado del todo todavía, con la esperanza de que alguien más las desarrollase.
Esperaba que un día, si él no estaba allí para hacerlo él mismo, alguien más rápido, fuerte e inteligente que él utilizase aquellas técnicas para proteger a alguien más.
Al terminar, el chico enrolló el pergamino y lo dejó a un lado. Todavía no sabía exactamente qué hacer con él exactamente, pero podría pensar en aquello luego. De momento, con tenerlo todo por escrito por si acaso, todo estaba bien.
— Ya está. —Le dijo—. Gracias.
Y sin más, apoyó el pergamino en la carreta, donde la luz de la antorcha todavía le permitía ver lo que escribía. Era algo incómodo, pues todavía tenía las manos esposadas, pero eso no parecía importarle demasiado.
Tsukiyama Daigo provenía de una familia muy pobre y su carrera como ninja nunca fue nada remarcable en lo que a resultados respecta, así que realmente no tenía un solo Ryō a su nombre. Por eso sabía que no podía dejar ningún bien material, pero eso no le importaba, pues en su lugar quería dejar al mundo una de las cosas más importantes para un ninja.
Si Zaide se asomaba, vería a Daigo haciendo algunos bocetos muy simples mientras aprovechaba cada centímetro del pergamino para llenarlo de letras. No hacía falta ser demasiado observador para darse cuenta de lo que estaba haciendo.
En su manual "Cómo Proteger a los Demás con tus Puños", Daigo escribió con todo detalle cómo utilizar todas y cada una de las técnicas que él mismo había creado a lo largo de su vida ninja. Se trataba de una serie de técnicas muy útiles para cualquier combatiente cuerpo a cuerpo, pero que él sabía que todavía no había podido sacarle todo su potencial. Incluso apuntó algunas técnicas que ni siquiera dominado del todo todavía, con la esperanza de que alguien más las desarrollase.
Esperaba que un día, si él no estaba allí para hacerlo él mismo, alguien más rápido, fuerte e inteligente que él utilizase aquellas técnicas para proteger a alguien más.
Al terminar, el chico enrolló el pergamino y lo dejó a un lado. Todavía no sabía exactamente qué hacer con él exactamente, pero podría pensar en aquello luego. De momento, con tenerlo todo por escrito por si acaso, todo estaba bien.
— Ya está. —Le dijo—. Gracias.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.