16/09/2021, 00:20
Ranko se sintió aliviada de que Lyndis estuviese bien, aunque al parecer había más enemigos del otro lado de la nube.
—¿Cómo saben qué es lo que llevamos? —preguntó la de la trenza, mientras llevaba su mano a Higanbana, su wakizashi.
Sin embargo, el tipo de los cabellos revueltos avanzó un paso corto y agitó su kusarigama con giros más amplios, hasta intentar alcanzar a Ranko con un corte horizontal. La chica lo bloqueó con su espada. El enemigo retrajo su arma y retrocedió, preparándose para un segundo tajo, mientras Ranko avanzaba hacia él.
Sin embargo, antes de dar un segundo paso, una pequeña esfera cayó a sus pies.
"¿Qué…?"
Y estalló, dañándole la pierna derecha [22PV] y desestabilizándola. Cayó con una rodilla al suelo, apretando los dientes para no gritar de dolor.
—¡Hay más entre los árboles! —vociferó, para que Lyndis lo supiera también. Soltó su espada por un momento y, después de inclinarse un poco hacia atrás para dejar caer su equipaje, hizo varios sellos, luego llevó ambas manos al suelo. Con la derecha volvió a tomar a Higanbana, mientras que con la izquierda dio una palmada a la tierra —. ¡Chidanryūkan!
Seis esferas de roca se elevaron del suelo y se adhirieron a los brazos de Ranko, tres en cada uno. La chica no tuvo tiempo de ponerse a la ofensiva, pero sí pudo bloquear un segundo ataque de la kusarigama con su espada. Se puso de pie dificultosamente, en guardia.
Mientras tanto, Lyndis escucharía un estallido del otro lado de la nube de humo. La mujer rió, con las manos a la cadera.
—Sí, bueno, nos interesa lo que nos pagarán, no las croquetas ésas. Para lo que nos importan las peleas entre cocineros. Lo que nos mueve es un tipo diferente de… pasta —Juntó las manos en un solo sello y aspiró con fuerza —. Katon Dan: Homura.
La mujer disparó una gran bola de fuego que avanzó rápidamente en dirección a Lyndis [-60PV]. Apenas la hubo lanzado, el hombre calvo avanzó, pues intentaría apresar a la peliplateada con su arma, fuese ella golpeada por el fuego o no. Le lanzaría un golpe de frente, directo al cuello, intentando aprovechar alguna distracción o momento de vulnerabilidad creado por el fuego [-25PV]
—¿Cómo saben qué es lo que llevamos? —preguntó la de la trenza, mientras llevaba su mano a Higanbana, su wakizashi.
Sin embargo, el tipo de los cabellos revueltos avanzó un paso corto y agitó su kusarigama con giros más amplios, hasta intentar alcanzar a Ranko con un corte horizontal. La chica lo bloqueó con su espada. El enemigo retrajo su arma y retrocedió, preparándose para un segundo tajo, mientras Ranko avanzaba hacia él.
Sin embargo, antes de dar un segundo paso, una pequeña esfera cayó a sus pies.
"¿Qué…?"
Y estalló, dañándole la pierna derecha [22PV] y desestabilizándola. Cayó con una rodilla al suelo, apretando los dientes para no gritar de dolor.
—¡Hay más entre los árboles! —vociferó, para que Lyndis lo supiera también. Soltó su espada por un momento y, después de inclinarse un poco hacia atrás para dejar caer su equipaje, hizo varios sellos, luego llevó ambas manos al suelo. Con la derecha volvió a tomar a Higanbana, mientras que con la izquierda dio una palmada a la tierra —. ¡Chidanryūkan!
Seis esferas de roca se elevaron del suelo y se adhirieron a los brazos de Ranko, tres en cada uno. La chica no tuvo tiempo de ponerse a la ofensiva, pero sí pudo bloquear un segundo ataque de la kusarigama con su espada. Se puso de pie dificultosamente, en guardia.
Mientras tanto, Lyndis escucharía un estallido del otro lado de la nube de humo. La mujer rió, con las manos a la cadera.
—Sí, bueno, nos interesa lo que nos pagarán, no las croquetas ésas. Para lo que nos importan las peleas entre cocineros. Lo que nos mueve es un tipo diferente de… pasta —Juntó las manos en un solo sello y aspiró con fuerza —. Katon Dan: Homura.
La mujer disparó una gran bola de fuego que avanzó rápidamente en dirección a Lyndis [-60PV]. Apenas la hubo lanzado, el hombre calvo avanzó, pues intentaría apresar a la peliplateada con su arma, fuese ella golpeada por el fuego o no. Le lanzaría un golpe de frente, directo al cuello, intentando aprovechar alguna distracción o momento de vulnerabilidad creado por el fuego [-25PV]
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