21/09/2021, 10:29
Si su clon no había vuelto todavía con noticias, probablemente no se trataba de ninguna emergencia. Aunque seguía dividiendo su atención entre aquella luz en lo alto de la duna y el joven Juro, Akame parecía definitivamente más relajado.
Prestó atención a lo que le decía el ex-jōnin de Kusa. ¿Recorrer aquel camino en paz? Akame no creía que eso fuese posible; había experimentado, de primera mano, las tentaciones del poder. Aquellos con tanto nunca lo cederían de buena gana, ni siquiera en pos de la más noble de las causas. No, había que arrebatárselo por la fuerza, tal y como Dragón Rojo había hecho en el Valle de los Dojos. La cuestión era, ¿cundiría el ejemplo? El Uchiha no creía que las grandes familias señoriales de Ōnindo fuesen a darse por vencidas tan fácilmente, y sabía que con toda probabilidad los reemplazos de aquellos daimyō asesinados en el Torneo ya estuviesen preparando su relevo.
¿Que habían de hacer ellos, entonces? ¿Matarlos a todos una y otra vez, tal y como había anunciado Zaide, hasta que el miedo pesara más que la codicia?
—Lo de los Dojos nunca debería haber ocurrido así —confesó finalmente—. Ese no era el plan, Juro-san. Pero si algo he aprendido en todos estos años, es que nada sale nunca tal y como lo planeas. Un pequeño precio a pagar por cambiar el mundo —añadió luego, pesaroso.
—El del Bosque salió de una pieza de ese estadio, ¿eh? —comentó, socarrón—. Cuando yo era ninja siempre se hacían muchos chistes sobre los kusajin —"kusareños" les llamábamos, vulgarmente—, pero a la hora de la verdad tengo que admitir que fueron los únicos que supieron reaccionar a tiempo. Supongo que eso hace tu huída todavía más meritoria, parece que Kusagakure no Sato está llena de cabrones habilidosos al fin y al cabo.
Prestó atención a lo que le decía el ex-jōnin de Kusa. ¿Recorrer aquel camino en paz? Akame no creía que eso fuese posible; había experimentado, de primera mano, las tentaciones del poder. Aquellos con tanto nunca lo cederían de buena gana, ni siquiera en pos de la más noble de las causas. No, había que arrebatárselo por la fuerza, tal y como Dragón Rojo había hecho en el Valle de los Dojos. La cuestión era, ¿cundiría el ejemplo? El Uchiha no creía que las grandes familias señoriales de Ōnindo fuesen a darse por vencidas tan fácilmente, y sabía que con toda probabilidad los reemplazos de aquellos daimyō asesinados en el Torneo ya estuviesen preparando su relevo.
¿Que habían de hacer ellos, entonces? ¿Matarlos a todos una y otra vez, tal y como había anunciado Zaide, hasta que el miedo pesara más que la codicia?
—Lo de los Dojos nunca debería haber ocurrido así —confesó finalmente—. Ese no era el plan, Juro-san. Pero si algo he aprendido en todos estos años, es que nada sale nunca tal y como lo planeas. Un pequeño precio a pagar por cambiar el mundo —añadió luego, pesaroso.
—El del Bosque salió de una pieza de ese estadio, ¿eh? —comentó, socarrón—. Cuando yo era ninja siempre se hacían muchos chistes sobre los kusajin —"kusareños" les llamábamos, vulgarmente—, pero a la hora de la verdad tengo que admitir que fueron los únicos que supieron reaccionar a tiempo. Supongo que eso hace tu huída todavía más meritoria, parece que Kusagakure no Sato está llena de cabrones habilidosos al fin y al cabo.