21/09/2021, 10:36
El Kage Bunshin levantó las manos con gesto pretendidamente ofendido. Miró a Zaide, luego a Daigo, y finalmente a Zaide otra vez. «¿Así que secuestrar a dos ninjas de la Hierba y pedir un rescate por ellos, eh? Estás todavía más loco de lo que siempre pensé, cabrón.» Luego se inclinó ligeramente hacia los muchachos, con porte y aliento de borracho.
—Omoide no, viejo amigo. Eso nunca —le guiñó un ojo—. Pero, ¡coño! una buena botella de sake... ¿Cómo esperas que me caliente en una noche tan fría si no, en mitad del desierto, mientras vigilo que no haya kusareños en la costa?
Luego miró a Daigo.
—Eso sí, no te olvides de nuestro pequeño acuerdo, ¿eh? Me debes una —apostilló, con una sonrisa maliciosa, mientras le seguía el juego a su compañero criminal—. Quiero el secreto de tu Kaji Saiban.
Daigo probablemente no entendería una sola palabra de aquella misteriosa frase, pero Akame se refería —por supuesto— al jutsu que su primo había usado para burlar a la mismísima Muerte.
—Omoide no, viejo amigo. Eso nunca —le guiñó un ojo—. Pero, ¡coño! una buena botella de sake... ¿Cómo esperas que me caliente en una noche tan fría si no, en mitad del desierto, mientras vigilo que no haya kusareños en la costa?
Luego miró a Daigo.
—Eso sí, no te olvides de nuestro pequeño acuerdo, ¿eh? Me debes una —apostilló, con una sonrisa maliciosa, mientras le seguía el juego a su compañero criminal—. Quiero el secreto de tu Kaji Saiban.
Daigo probablemente no entendería una sola palabra de aquella misteriosa frase, pero Akame se refería —por supuesto— al jutsu que su primo había usado para burlar a la mismísima Muerte.