22/09/2021, 15:49
Ah, la gente de Yugakure tiene buen gusto, por supuesto. No pasó mucho tiempo y ya había una multitud admirándome. Bueno, está bien, no era una multitud, multitud, más bien era un puñado de personas, pero la intención es lo que cuenta, ¿No?
Para mí era más que suficiente. Ellos le contarían a otros, y aquellos a otros más. "Oye, vi bailar a una chica en la plaza." "Sí, yo también, ¡era una verdadera muñeca viviente!" Prácticamente podía escucharlos.
Volteé a mirarlos. Una chica de cabellos rosas se había detenido a mirarla, tan embelesada que no había alcanzado a terminar de darle mordisco a un pan. Oh, era de esperarse. Aunque… pronto un chico de cabellos blancos se le acercó para hablar con ella.
No. Por favor no. El resto de la gente se fijaba en mí. ¿No podía esperar el peliblanco a que yo terminara, en lugar de distraer a la pelirrosa?
No, calma, Meme, calma. No es como si estuviesen haciendo un alboroto. No me distraen lo suficiente. Subamos la apuesta.
Deshice parcialmente el ryora kinshu, y las mangas de mi abrigo se deshicieron. Una parte de Suiken ahora flotaba a mi alrededor, y se movía conmigo, irregular y amorfo, pero con dirección precisa, como la tinta que plasma un kanji en un pergamino. Suiken era una sombra brillante, un alma metálica como yo. Seguí bailando, con pasos cada vez más gráciles, más delicados, cuidando siempre mis movimientos al llegar al borde del banco. Sabía que la gente se asombraría de mi espectáculo.
Con el rabillo del ojo intenté ver si el peliblanco seguía distrayendo a mi audiencia. Esperaba que no, o me molestaría.
Para mí era más que suficiente. Ellos le contarían a otros, y aquellos a otros más. "Oye, vi bailar a una chica en la plaza." "Sí, yo también, ¡era una verdadera muñeca viviente!" Prácticamente podía escucharlos.
Volteé a mirarlos. Una chica de cabellos rosas se había detenido a mirarla, tan embelesada que no había alcanzado a terminar de darle mordisco a un pan. Oh, era de esperarse. Aunque… pronto un chico de cabellos blancos se le acercó para hablar con ella.
No. Por favor no. El resto de la gente se fijaba en mí. ¿No podía esperar el peliblanco a que yo terminara, en lugar de distraer a la pelirrosa?
No, calma, Meme, calma. No es como si estuviesen haciendo un alboroto. No me distraen lo suficiente. Subamos la apuesta.
Deshice parcialmente el ryora kinshu, y las mangas de mi abrigo se deshicieron. Una parte de Suiken ahora flotaba a mi alrededor, y se movía conmigo, irregular y amorfo, pero con dirección precisa, como la tinta que plasma un kanji en un pergamino. Suiken era una sombra brillante, un alma metálica como yo. Seguí bailando, con pasos cada vez más gráciles, más delicados, cuidando siempre mis movimientos al llegar al borde del banco. Sabía que la gente se asombraría de mi espectáculo.
Con el rabillo del ojo intenté ver si el peliblanco seguía distrayendo a mi audiencia. Esperaba que no, o me molestaría.
Diálogo (Darkorchid)