22/09/2021, 23:27
El joven Nao no entendió del todo el comentario sobre su ropa. ¿Lucía algo demasiado elegante? Él había escogido su ropa en cuanto a cosas que le resultaran prácticas para moverse, pero que no fueran demasiado llamativas. Incluso, por la misma lluvia, jamás llevaría algo que se arruinase con la humedad. ¿Era acaso que lucía demasiado formal para los jóvenes de su edad?
Se encogió de hombros. Aunque sonrió de nuevo ante las palabras de la kunoichi.
—Ha acertado correctamente usted, en suponer que vengo del norte — Asintió. —Pero no puedo decirle exactamente de que lugar, porque realmente no provengo de ningún sitio en específico — Cambió de mano su paraguas. —Mis padres me dejaron al cuidado de mi abuelo, en una choza vieja en alguna montaña nevada. De vez en cuando iba a alguno de los demás asentamientos que hay en el norte, pero en sí, vivíamos bastante aislados del resto de la civilización — Comentó con simpleza.
¿Cómo se lo tomaría la chica? Realmente nunca había hablado de su procedencia con nadie, así que al menos suponía, que sería raro.
Tras un tiempo hablando, la caminata dejaría atrás la silueta de la gran ciudad de acero que era Amegakure, y se adentrarían en los valles lluviosos, guiándose por las vías del tren que parecían extenderse sin fin en el horizonte.
Se encogió de hombros. Aunque sonrió de nuevo ante las palabras de la kunoichi.
—Ha acertado correctamente usted, en suponer que vengo del norte — Asintió. —Pero no puedo decirle exactamente de que lugar, porque realmente no provengo de ningún sitio en específico — Cambió de mano su paraguas. —Mis padres me dejaron al cuidado de mi abuelo, en una choza vieja en alguna montaña nevada. De vez en cuando iba a alguno de los demás asentamientos que hay en el norte, pero en sí, vivíamos bastante aislados del resto de la civilización — Comentó con simpleza.
¿Cómo se lo tomaría la chica? Realmente nunca había hablado de su procedencia con nadie, así que al menos suponía, que sería raro.
Tras un tiempo hablando, la caminata dejaría atrás la silueta de la gran ciudad de acero que era Amegakure, y se adentrarían en los valles lluviosos, guiándose por las vías del tren que parecían extenderse sin fin en el horizonte.