24/09/2021, 12:06
Y a sus oídos llegó el sonido de un llanto.
Hōzuki Shanise se encontraba a su lado. Se tapaba la cara con ambas manos y lloraba a pleno pulmón. Ella, que siempre había sido la mente fría de Amegakure, estaba desolada sin siquiera saber qué había ocurrido exactamente. No obstante, como todos los demás allí presentes, intuía muchas cosas.
E intuía con más fuerza que el resto, pues Shanise conocía a Yui, y había recibido el mensaje de un halcón que vaticinaba lo peor. Instintivamente, había acudido a buscar a Amedama Kiroe. Y se había encontrado con Ayame en aquél estado.
No, no intuía.
Shanise sabía aquél día que lo había perdido todo, que había muerto, y que resucitar sería el trabajo más duro que haría en su vida.
—Yuyu...
En el otro extremo de la habitación, Aotsuki Zetsuo seguía allí, con los ojos clavados en Ayame. Le bastó una mirada preocupada para traspasar todas sus defensas, leer a través, y más allá. Quedó pálido como la leche y apartó la vista.
Hōzuki Shanise se encontraba a su lado. Se tapaba la cara con ambas manos y lloraba a pleno pulmón. Ella, que siempre había sido la mente fría de Amegakure, estaba desolada sin siquiera saber qué había ocurrido exactamente. No obstante, como todos los demás allí presentes, intuía muchas cosas.
E intuía con más fuerza que el resto, pues Shanise conocía a Yui, y había recibido el mensaje de un halcón que vaticinaba lo peor. Instintivamente, había acudido a buscar a Amedama Kiroe. Y se había encontrado con Ayame en aquél estado.
No, no intuía.
Shanise sabía aquél día que lo había perdido todo, que había muerto, y que resucitar sería el trabajo más duro que haría en su vida.
—Yuyu...
En el otro extremo de la habitación, Aotsuki Zetsuo seguía allí, con los ojos clavados en Ayame. Le bastó una mirada preocupada para traspasar todas sus defensas, leer a través, y más allá. Quedó pálido como la leche y apartó la vista.
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