30/09/2021, 01:25
Ranko llegó al sendero justo para ver a Lyndis ser alcanzada por la llamarada. La peliplateada había protegido la carga con su cuerpo, sufriendo mucho daño al instante, y viendo parte de su atuendo volverse ceniza.
Al caer, algo dentro de la castaña rompió ligeramente su calma.
—Waai...
— NGghgng... Ocúpate... De ella...
Al instante después de escuchar la voz de Lyn, Ranko saltó, agrietando el suelo debajo de sí, disparándose en dirección a la mujer.
—¡No! —Apenas alcanzó a decir la mujer, intentando hacer sellos. Pero fue interrumpida cuando Ranko se abalanzó contra ella, rodeando su torso con sus piernas para luego girar violentamente y azotarla contra el suelo [50PV].
—¡¡Gekkō!! —rugió, con más furia de la que algún día admitiría.
La mujer lanzó un grito justo antes del impacto, pero luego permaneció callada, inconsciente. Quedaban el tipo de la kusarigama, retorciéndose de dolor por la quijada rota, y el hombre del sasumata, quien parecía no poder ponerse en pie.
Ranko los ignoró y fue a por su amiga.
—¡Waai-chan! ¡No, Waai-chan! ¡Aguanta! ¡Aguan-!
Cuando Lyndis recobró la consciencia, estaba sentada contra un árbol. Tenía puesta una blusa y un pantalón que identificaría como del estilo de Ranko, así como vendas en los brazos y el torso, hechas de tiras de tela rasgada. Ranko estaba a unos metros de ella, acomodando todo el equipaje, incluyendo la mochila de las croquetas, la cual no había sufrido daño alguno gracias a la reacción de la peliplateada.
Varios metros más allá, el grupo de ninjas renegados estaba atado a un árbol la mitad de ellos inconscientes, y la otra mitad quejándose de dolor.
El cuerpo de Lyndis ardía horriblemente, pero al menos Ranko le había lavado la espalda.
—¿Waai-chan? ¡Waai-chan! ¡Estás despierta! —Ranko se le acercaría al instante al verla abrir los ojos. Los propios estarían brillantes de alegría, casi al borde de las lágrimas —. Si-siento tanto no haber estado a tu lado... Podría haber... tal vez podría haber... Hecho algo...
Al caer, algo dentro de la castaña rompió ligeramente su calma.
—Waai...
— NGghgng... Ocúpate... De ella...
Al instante después de escuchar la voz de Lyn, Ranko saltó, agrietando el suelo debajo de sí, disparándose en dirección a la mujer.
—¡No! —Apenas alcanzó a decir la mujer, intentando hacer sellos. Pero fue interrumpida cuando Ranko se abalanzó contra ella, rodeando su torso con sus piernas para luego girar violentamente y azotarla contra el suelo [50PV].
—¡¡Gekkō!! —rugió, con más furia de la que algún día admitiría.
La mujer lanzó un grito justo antes del impacto, pero luego permaneció callada, inconsciente. Quedaban el tipo de la kusarigama, retorciéndose de dolor por la quijada rota, y el hombre del sasumata, quien parecía no poder ponerse en pie.
Ranko los ignoró y fue a por su amiga.
—¡Waai-chan! ¡No, Waai-chan! ¡Aguanta! ¡Aguan-!
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Cuando Lyndis recobró la consciencia, estaba sentada contra un árbol. Tenía puesta una blusa y un pantalón que identificaría como del estilo de Ranko, así como vendas en los brazos y el torso, hechas de tiras de tela rasgada. Ranko estaba a unos metros de ella, acomodando todo el equipaje, incluyendo la mochila de las croquetas, la cual no había sufrido daño alguno gracias a la reacción de la peliplateada.
Varios metros más allá, el grupo de ninjas renegados estaba atado a un árbol la mitad de ellos inconscientes, y la otra mitad quejándose de dolor.
El cuerpo de Lyndis ardía horriblemente, pero al menos Ranko le había lavado la espalda.
—¿Waai-chan? ¡Waai-chan! ¡Estás despierta! —Ranko se le acercaría al instante al verla abrir los ojos. Los propios estarían brillantes de alegría, casi al borde de las lágrimas —. Si-siento tanto no haber estado a tu lado... Podría haber... tal vez podría haber... Hecho algo...
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