26/01/2016, 21:42
La kunoichi, absorta por la belleza de la imagen que tenía en frente; no notó que el joven pelirrojo tan amable que la acompañaba no se decidió a parar en cuanto se internaron en aquel antiguo lugar, sino que entró decidido hasta la puerta del final del pasillo y la empujó con toda la fuerza que tuvo, o eso aparentó. Eri lo miró extrañada mientras inclinaba la cabeza hacia la izquierda, confusa por sus actos, ¿no quería ver lo que había? ¿Por qué ir tan rápido entonces? Sin embargo una voz la sacó de sus pensamientos.
—¿Vienes? — preguntó girándose hacia la muchacha.
Pegó un salto al notar aquellos ojos puestos sobre ella y se sonrojó al instante mientras giraba su mirada hacia otro punto sin concretar de aquella estancia, sus cortas piernas comenzaron a avanzar sin que ella se percatase y en pocos segundos ya se encontraba al lado de Reiji. Abrió los ojos bien para observar qué había en el interior y a su sorpresa encontró una habitación llena de columnas, y éstas a su vez llegaban hasta el alto techo de la sala. Todo lo que vio fue gracias a la antorcha que había encendido su acompañante, a lo que agradeció con una pequeña sonrisa.
Caminó hacia el interior de aquella sala, sin embargo no vio que adornando el suelo había una gran alfombra deteriorada por el tiempo, con la cual la kunoichi tropezó sin querer, cayéndose de boca contra el suelo y mordiéndose el labio de paso.
Sus ojos comenzaron a picarle del daño que se acababa de llevar tan gratuitamente y sin esperárselo. -Duele... -Se quejó con dificultad mientras se incorporaba para sentarse y observar la herida que se formaba en su boca.
—¿Vienes? — preguntó girándose hacia la muchacha.
Pegó un salto al notar aquellos ojos puestos sobre ella y se sonrojó al instante mientras giraba su mirada hacia otro punto sin concretar de aquella estancia, sus cortas piernas comenzaron a avanzar sin que ella se percatase y en pocos segundos ya se encontraba al lado de Reiji. Abrió los ojos bien para observar qué había en el interior y a su sorpresa encontró una habitación llena de columnas, y éstas a su vez llegaban hasta el alto techo de la sala. Todo lo que vio fue gracias a la antorcha que había encendido su acompañante, a lo que agradeció con una pequeña sonrisa.
Caminó hacia el interior de aquella sala, sin embargo no vio que adornando el suelo había una gran alfombra deteriorada por el tiempo, con la cual la kunoichi tropezó sin querer, cayéndose de boca contra el suelo y mordiéndose el labio de paso.
Sus ojos comenzaron a picarle del daño que se acababa de llevar tan gratuitamente y sin esperárselo. -Duele... -Se quejó con dificultad mientras se incorporaba para sentarse y observar la herida que se formaba en su boca.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)