2/10/2021, 19:01
Jun asintió a su compañero. Sinceramente, los genin con tan poca experiencia como ella no se iban de aventuras por ahí. Daba suerte que la mandaban a hacer cosas dentro de la aldea. Esta era la primera vez que salía para hacer una misión. Y parecía que era el mismo caso con el chico.
La chica siguió al muchacho adentrarse a la casa. Ya escuchar rechinar las maderas con las pisadas de Nao le daba bastante mala espina. Unas cuantas goteras ambientaban un poco más el lugar, seguido de un rastro de objetos rotos y unos muebles en mal estado. El muchacho no tardó en recoger un libro, el cual se deshizo al intentar levantarlo.
—Si, no estoy muy segura de que será basura y que no para esta chica. Hablando de eso... — Se acercó a uno de lo muebles y palpó con sus dedos el respaldo. —Ya había hecho una misión para esta persona, Karaga. No se que puede tener de relacionado con este lugar, pero fue algo bastante curioso.
Al igual que él, la Nara no sabía bien que había pasado en ese lugar. Habían dejado muchas cosas atrás y eso no era un buen indicio para nada ¿Quién deja todo eso en esa casa, en medio de la nada? Quizá solo exageraba y dejaron abandonada la casa sin más, pero ella se iba más por el lado de que tuvieron que dejar el lugar de manera inesperada. Intentando huir de algo, tal vez.
Se giró y miró al shinobi. Su expresión parecía ser más seria de lo que habituaba.
—Solo tenía que entregar una carta a un jōnin retirado. Pero todo fue un poco extraño. — Pausó un segundo para dirigir su mirada hacia el suelo, intentando buscar con la vista más objetos. —Era un hombre bastante simpático, pero tenía sus momentos que se le iba la cabeza y comenzaba a delirar o decir cosas extrañas. Me caen bien las personas raras la verdad, pero tenía un lado que no me daba buenas vibras.
La chica siguió al muchacho adentrarse a la casa. Ya escuchar rechinar las maderas con las pisadas de Nao le daba bastante mala espina. Unas cuantas goteras ambientaban un poco más el lugar, seguido de un rastro de objetos rotos y unos muebles en mal estado. El muchacho no tardó en recoger un libro, el cual se deshizo al intentar levantarlo.
—Si, no estoy muy segura de que será basura y que no para esta chica. Hablando de eso... — Se acercó a uno de lo muebles y palpó con sus dedos el respaldo. —Ya había hecho una misión para esta persona, Karaga. No se que puede tener de relacionado con este lugar, pero fue algo bastante curioso.
Al igual que él, la Nara no sabía bien que había pasado en ese lugar. Habían dejado muchas cosas atrás y eso no era un buen indicio para nada ¿Quién deja todo eso en esa casa, en medio de la nada? Quizá solo exageraba y dejaron abandonada la casa sin más, pero ella se iba más por el lado de que tuvieron que dejar el lugar de manera inesperada. Intentando huir de algo, tal vez.
Se giró y miró al shinobi. Su expresión parecía ser más seria de lo que habituaba.
—Solo tenía que entregar una carta a un jōnin retirado. Pero todo fue un poco extraño. — Pausó un segundo para dirigir su mirada hacia el suelo, intentando buscar con la vista más objetos. —Era un hombre bastante simpático, pero tenía sus momentos que se le iba la cabeza y comenzaba a delirar o decir cosas extrañas. Me caen bien las personas raras la verdad, pero tenía un lado que no me daba buenas vibras.