5/10/2021, 18:02
(Última modificación: 5/10/2021, 18:02 por Uchiha Akame.)
Akame —o más bien su Kage Bunshin— esbozó una incontrolable y viperina sonrisa cuando Zaide accedió, a regañadientes, a devolverle su favor. Akame sabía que, de hecho, aquella deuda ya estaba más que pagada; pero no de la forma en la que el menor de los Uchiha hubiese querido. Él recordaba muy bien haber pedido a Zaide el secreto de su Técnica de Inmortalidad, aquella que había usado para, aun hoy de forma inexplicable para Akame, sobrevivir a la pérdida de su testaruda mollera. Claro, Zaide le había compensado por las molestias de haberle salvado la vida cuando todo Sekiryū estaba pendiente del Gran Dragón, presentándole a Shikage... Y dándole acceso a la Familia Animal Bakutohebi.
Pero, como bien sabían todos sus miembros, un trato era un trato. Si te dejabas engañar —o peor, si dabas más de lo acordado— era únicamente problema tuyo. Akame no había pasado mucho tiempo con las serpientes, pero aquella lección la había aprendido rápido.
Se encogió de hombros cuando Zaide le pidió bebida, como diciendo aunque quisiera, no podría darte ni una gota. ¡Sólo soy un simple clon!. No le pasó desapercibida sin embargo la pregunta del tullido, ni la irreprimible mirada de odio con la que le taladraba.
—¿Y a ti qué te pasa, si puede saberse? —inquirió el Kage Bunshin, cruzándose de brazos—. Aparte de lo evidente, quiero decir —añadió, aludiendo al lamentable estado del tullido—. ¿Tengo monos en la cara o qué?
Pero, como bien sabían todos sus miembros, un trato era un trato. Si te dejabas engañar —o peor, si dabas más de lo acordado— era únicamente problema tuyo. Akame no había pasado mucho tiempo con las serpientes, pero aquella lección la había aprendido rápido.
Se encogió de hombros cuando Zaide le pidió bebida, como diciendo aunque quisiera, no podría darte ni una gota. ¡Sólo soy un simple clon!. No le pasó desapercibida sin embargo la pregunta del tullido, ni la irreprimible mirada de odio con la que le taladraba.
—¿Y a ti qué te pasa, si puede saberse? —inquirió el Kage Bunshin, cruzándose de brazos—. Aparte de lo evidente, quiero decir —añadió, aludiendo al lamentable estado del tullido—. ¿Tengo monos en la cara o qué?