8/10/2021, 17:24
—S-sí, fue Hakuto. Pero tú... Ahm... Tú puedes lla-llamarme así. Conejita.
"No es nada malo. Rōga me decía Bunny y madre me decía Usagihime. Es... Es algo similar, ¿No? No es que suene mucho más lindo o que suene mucho más cariñoso, ¿No? ¿¿No??"
Lyndis le insistió en que no usara su nombre verdadero en público, y Ranko asintió, mostrándole una sonrisa nerviosa y unas mejillas el doble de ruborizadas.
—P-por supuesto, Waai-chan. Entiendo. Creo... Creo que también deberías de-dejar el Conejita para cuando e-estemos a solas.
Las palabras "a solas" resonaron por largo rato en su cabeza, y evitaron que su rubor disminuyese. Sin embargo, no detuvo la plática, y continuó conversando con Lyndis largo y tendido hasta que, después de pasar de Minori, la luz del cielo amainó y las luces de Tanzaku Gai comenzaron a guiarles.
Ranko suspiró con pesadez. No sólo estaba cansada, sino que estaba preocupada por Lyndis y sus heridas. A pesar de ello, se alegraba inmensamente de haber pasado tan buen rato caminando a su lado. Al entrar a la ciudad, los faroles y el bullicio nocturno de la ciudad le parecieron refrescantes, de alguna manera.
—Creo que primero deberíamos buscar un lugar para que te revisen la espalda, Lyndis —Ranko se contuvo de llamarla Waai al estar ya entre la gente —. ¿Cómo... Cómo te sientes?
"No es nada malo. Rōga me decía Bunny y madre me decía Usagihime. Es... Es algo similar, ¿No? No es que suene mucho más lindo o que suene mucho más cariñoso, ¿No? ¿¿No??"
Lyndis le insistió en que no usara su nombre verdadero en público, y Ranko asintió, mostrándole una sonrisa nerviosa y unas mejillas el doble de ruborizadas.
—P-por supuesto, Waai-chan. Entiendo. Creo... Creo que también deberías de-dejar el Conejita para cuando e-estemos a solas.
Las palabras "a solas" resonaron por largo rato en su cabeza, y evitaron que su rubor disminuyese. Sin embargo, no detuvo la plática, y continuó conversando con Lyndis largo y tendido hasta que, después de pasar de Minori, la luz del cielo amainó y las luces de Tanzaku Gai comenzaron a guiarles.
Ranko suspiró con pesadez. No sólo estaba cansada, sino que estaba preocupada por Lyndis y sus heridas. A pesar de ello, se alegraba inmensamente de haber pasado tan buen rato caminando a su lado. Al entrar a la ciudad, los faroles y el bullicio nocturno de la ciudad le parecieron refrescantes, de alguna manera.
—Creo que primero deberíamos buscar un lugar para que te revisen la espalda, Lyndis —Ranko se contuvo de llamarla Waai al estar ya entre la gente —. ¿Cómo... Cómo te sientes?
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