10/10/2021, 19:34
Le sorprendió lo rápido que reaccionó y de la forma en que lo hizo. Iba a seguir caminando, pero no tuvo que esperar mucho para que el agua rompa en hervor. Ni bien se recompuso, el muchacho fue a buscarla directamente. No parecía muy feliz que digamos después del julepe que se pegó. Se había tensado un poco al momento que el chico se acercó, pero no tenía pinta que le vaya a hacer nada. Se atrevió, incluso, a deshacer el sello que estaba formando en su sudadera.
—Uy, perdón. No fue mi intención. — A pesar de sus palabras apacibles, la Nara estaba sonriendo de oreja a oreja. Realmente si se creía un poco graciosa.
Sacando el físico lamentable que tenía el shinobi, debía admitir que algo en su ser imponía cierto respeto. Ya sea por sus pintas, esa mirada rojiza clavada en sus ojos o su forma de dirigirse, el muchacho parecía saber por donde iba su fuerte.
—Supongo que no queremos problemas, ¿no? — No quería ser amenazante. De hecho, esas palabras tenían otro significado. —No creo que a algunas personas de aquí les guste que haya peleas en su ciudad.
Ella aún le seguía mirando y no volteó la vista para ningún otro lado, pero estaba segura que, no muy lejos de ellos, había algún que otro samurái dando vueltas. Y sería raro que no haya alguno por ahí, en esa ciudad había un cuartel central gigante. Ya no quería meterse en problemas con autoridades, ya había tenido bastante suerte en Sendōshi de salir de ahí sin ninguna represalia. En algún momento se le iba a acabar esa suerte. Tenía que empezar a actuar con cierta cautela y discreción. O quizá con más madurez pero, siendo sinceros, no era algo que tenga ganas de hacer.
—Uy, perdón. No fue mi intención. — A pesar de sus palabras apacibles, la Nara estaba sonriendo de oreja a oreja. Realmente si se creía un poco graciosa.
Sacando el físico lamentable que tenía el shinobi, debía admitir que algo en su ser imponía cierto respeto. Ya sea por sus pintas, esa mirada rojiza clavada en sus ojos o su forma de dirigirse, el muchacho parecía saber por donde iba su fuerte.
—Supongo que no queremos problemas, ¿no? — No quería ser amenazante. De hecho, esas palabras tenían otro significado. —No creo que a algunas personas de aquí les guste que haya peleas en su ciudad.
Ella aún le seguía mirando y no volteó la vista para ningún otro lado, pero estaba segura que, no muy lejos de ellos, había algún que otro samurái dando vueltas. Y sería raro que no haya alguno por ahí, en esa ciudad había un cuartel central gigante. Ya no quería meterse en problemas con autoridades, ya había tenido bastante suerte en Sendōshi de salir de ahí sin ninguna represalia. En algún momento se le iba a acabar esa suerte. Tenía que empezar a actuar con cierta cautela y discreción. O quizá con más madurez pero, siendo sinceros, no era algo que tenga ganas de hacer.