11/10/2021, 11:06
El Kage Bunshin soltó una carcajada.
—¡Vaya hombre, ya estamos con la cantinela de siempre! —replicó, jocoso, aunque tanto Zaide como Daigo podrían intuir que aquellas palabras le habían escocido ligeramente—. Mira, lechugo, comparado con la historia de las Tres Grandes —pronunció aquel nombre casi escupiendo las palabras—, lo que nosotros hicimos fue el chocolate del loro. Así que no me vengas a dar lecciones: tenéis las manos tan manchadas de sangre como Dragón Rojo.
Entonces un pensamiento cruzó su mente, y el clon sonrió, divertido.
—Yo diría incluso, si no me falla la memoria, que tenéis algunos traidores célebres entre los vuestros también. Eikyu Juro... ¿te suena?
—¡Vaya hombre, ya estamos con la cantinela de siempre! —replicó, jocoso, aunque tanto Zaide como Daigo podrían intuir que aquellas palabras le habían escocido ligeramente—. Mira, lechugo, comparado con la historia de las Tres Grandes —pronunció aquel nombre casi escupiendo las palabras—, lo que nosotros hicimos fue el chocolate del loro. Así que no me vengas a dar lecciones: tenéis las manos tan manchadas de sangre como Dragón Rojo.
Entonces un pensamiento cruzó su mente, y el clon sonrió, divertido.
—Yo diría incluso, si no me falla la memoria, que tenéis algunos traidores célebres entre los vuestros también. Eikyu Juro... ¿te suena?