14/10/2021, 22:02
Decenas de senbons eléctricos salieron disparados de una tacada.
Hanabi debía reconocer que el cabrón había leído a través de sus intenciones, o eso, o había sido tremenda casualidad que decidiera utilizar precisamente esa técnica. No había mucho margen de reacción, pero Hanabi era un hombre de recursos, y como buen hombre de recursos siempre se guardaba varios ases en la manga.
Volvamos pues al momento de la acción. La mano de Datsue-Shukaku se iluminó de chakra Raiton, y Hanabi preparó la mano libre, sujetando el bastón con la izquierda. Decenas de senbons eléctricos salieron disparados de una tacada. La respuesta del todavía Uzukage: el viento, siempre fiel.
Movió una única vez el brazo, sus dedos formando el filo de una espada invisible. El ancho de su Kaze no Yaiba fue suficiente para disipar la corriente eléctrica de las pocas agujas que fueran a clavarse en Hanabi, pero la distnacia recorrida no fue suficiente para alcanzar a su oponente. No era su intención. Había sido una barrera, simple, eficaz. Quizás no eficiente, pero uno no podía andarse con tanta cautela contra un oponente tan poderoso.
El candidato a presidente avanzó. Sabría que tendría que hacerlo, tarde o temprano. A partir de ahora iba a estar más expuesto que nunca, así que por qué no empezar así. Agarrando su arma con ambas manos. Con un bastonazo en el costado derecho, ¿quizás?
Hanabi debía reconocer que el cabrón había leído a través de sus intenciones, o eso, o había sido tremenda casualidad que decidiera utilizar precisamente esa técnica. No había mucho margen de reacción, pero Hanabi era un hombre de recursos, y como buen hombre de recursos siempre se guardaba varios ases en la manga.
Volvamos pues al momento de la acción. La mano de Datsue-Shukaku se iluminó de chakra Raiton, y Hanabi preparó la mano libre, sujetando el bastón con la izquierda. Decenas de senbons eléctricos salieron disparados de una tacada. La respuesta del todavía Uzukage: el viento, siempre fiel.
Movió una única vez el brazo, sus dedos formando el filo de una espada invisible. El ancho de su Kaze no Yaiba fue suficiente para disipar la corriente eléctrica de las pocas agujas que fueran a clavarse en Hanabi, pero la distnacia recorrida no fue suficiente para alcanzar a su oponente. No era su intención. Había sido una barrera, simple, eficaz. Quizás no eficiente, pero uno no podía andarse con tanta cautela contra un oponente tan poderoso.
El candidato a presidente avanzó. Sabría que tendría que hacerlo, tarde o temprano. A partir de ahora iba a estar más expuesto que nunca, así que por qué no empezar así. Agarrando su arma con ambas manos. Con un bastonazo en el costado derecho, ¿quizás?