18/10/2021, 20:43
De la misma manera respondió el muchacho, que a partir de ahora sabía su nombre. Pero parecía que no le iba a servir mucho, ya que parecía que le gustaba bastante su mote. Le gustaría saber bien el porqué del apodo, pero todavía no se sentía en confianza con el chico como para preguntarle. Incluso, todavía no le agradaba la personalidad que mostraba el muchacho.
Parecía que si tenía ganas de meterse a ese lugar. Al contrario de Siete, ella se sentía cómoda con el cúmulo de personas en el bar.
—Si, parece que tiene pinta. — Tomó la iniciativa y dio el paso hacia adelante. —Vamos.
Al abrir sendas puertas se encontrarían con un lugar casi lleno. No había demasiada luz en el lugar, era un poco más oscuro que el exterior, pero algunos foquitos de luz que colgaban del techo hacía que la gente se puede notar con claridad. Las personas ni se inmutaron cuando ambos jóvenes entraron al lugar, incluso parecía que le molestase más el momento que entró la luz cuando abrieron la puerta que la presencia misma de ellos. Por dentro parecía ser un poco más grande que en el exterior y, a pesar de la fachada de la ciudad, el lugar no se mantenía tan arcaico. Si bien tenía muchos elementos antiguos, quizás las sillas, mesas y similares eran un poquito más modernos.
Si Hayato le seguía el paso a la Nara, ya habrían dado un par de vueltas por el lugar. Y debían revisar bien, pues pocos lugares quedaban disponibles para ambos shinobis. Jun se paró en seco y se acercó bastante al chico para hacerse entender con tanto ruido en aquel lugar. No era el típico ruido de discoteca, pero si había que hablar un poquito más fuerte de lo normal.
—Solo nos quedan dos lugares. — Con el dedo señaló dos taburetes altos que estaban libres en frente de la barra. —Ahí. — Dejó de señalar para moverse un paso y señalar otro lugar. Este estaba un poco más lejos y estaba un poco más libre de personas. Eran tres sillones individuales y había una especie de mesa ratona para apoyar los consumibles del lugar. —O allá. — Se giró de nuevo para verlo. —¿Qué prefieres?
Estaba siendo más cordial de lo normal, en otra situación hubiera decidido el lugar sin más. Pero quería que el chico se sienta lo más a gusto posible, pues no quería que después se vaya quejando de nada. Quería cumplir el trato que habían tenido y que él no le cause ningún problema. Ya tenía demasiados.
Parecía que si tenía ganas de meterse a ese lugar. Al contrario de Siete, ella se sentía cómoda con el cúmulo de personas en el bar.
—Si, parece que tiene pinta. — Tomó la iniciativa y dio el paso hacia adelante. —Vamos.
Al abrir sendas puertas se encontrarían con un lugar casi lleno. No había demasiada luz en el lugar, era un poco más oscuro que el exterior, pero algunos foquitos de luz que colgaban del techo hacía que la gente se puede notar con claridad. Las personas ni se inmutaron cuando ambos jóvenes entraron al lugar, incluso parecía que le molestase más el momento que entró la luz cuando abrieron la puerta que la presencia misma de ellos. Por dentro parecía ser un poco más grande que en el exterior y, a pesar de la fachada de la ciudad, el lugar no se mantenía tan arcaico. Si bien tenía muchos elementos antiguos, quizás las sillas, mesas y similares eran un poquito más modernos.
Si Hayato le seguía el paso a la Nara, ya habrían dado un par de vueltas por el lugar. Y debían revisar bien, pues pocos lugares quedaban disponibles para ambos shinobis. Jun se paró en seco y se acercó bastante al chico para hacerse entender con tanto ruido en aquel lugar. No era el típico ruido de discoteca, pero si había que hablar un poquito más fuerte de lo normal.
—Solo nos quedan dos lugares. — Con el dedo señaló dos taburetes altos que estaban libres en frente de la barra. —Ahí. — Dejó de señalar para moverse un paso y señalar otro lugar. Este estaba un poco más lejos y estaba un poco más libre de personas. Eran tres sillones individuales y había una especie de mesa ratona para apoyar los consumibles del lugar. —O allá. — Se giró de nuevo para verlo. —¿Qué prefieres?
Estaba siendo más cordial de lo normal, en otra situación hubiera decidido el lugar sin más. Pero quería que el chico se sienta lo más a gusto posible, pues no quería que después se vaya quejando de nada. Quería cumplir el trato que habían tenido y que él no le cause ningún problema. Ya tenía demasiados.