22/10/2021, 20:44
Jun pareció realmente cómoda ante tanto barullo. Ésto era realmente curioso, el shinobi había de ser el que más cómodo estuviese en una situación así, pues la vivía demasiado a menudo cuando visitaba su negocio. Sin embargo, habían invertido roles. Fuese por a o por b, la chica parecía estar en su salsa. Sin demora, inquirió que siguiesen. Hayato afirmó con un gesto de cabeza, que la chica apenas vería pues inmediatamente puso marcha en una pequeña aventura por mitad del lugar.
«Bueno, por lo menos sí que venden alcohol...»
Fue en lo que más se fijó el chico en lo que deambulaban por el sitio. Apenas hizo caso al mobiliario, que no encajaba demasiado con el resto del local, pues unos eran relativamente modernos en lo que el local parecía una taberna de hacía varias décadas atrás. Tras un par de vueltas sin acomodarse en ningún sitio, la kunoichi paró y se acercó a Siete para resolver la situación. Habían tan solo dos sitios donde poder sentarse, y los aclaró incluso señalándolos.
—Pues prefiero esos sillones, parecen más cómodos.
Aclarado el lugar, el Senju puso marcha hacia los mismos. Si bien la chica confirmaba que le parecía bien, terminarían sentados en dos de los tres sillones junto a la pequeña mesita. Sin duda, era un lugar destacable, era raro que nadie más hubiese acomodado su culo en ellos.
«Sin duda, Fortuna está de mi lado.»
Siete terminaría sentándose en el sillón central, si es que Jun no se le adelantaba. Trataría de relajarse en el mismo, dejándose caer y con ello dejando de lado una compostura formal. En fin, siendo él mismo.
—¡Hostiaputajoder! —exclamó. —Que putoincómodos son éstos sillones... joder.
Definitivamente, los sillones no eran tan cómodos como parecían. Quizás por eso habían estado desocupados.
«Bueno, por lo menos sí que venden alcohol...»
Fue en lo que más se fijó el chico en lo que deambulaban por el sitio. Apenas hizo caso al mobiliario, que no encajaba demasiado con el resto del local, pues unos eran relativamente modernos en lo que el local parecía una taberna de hacía varias décadas atrás. Tras un par de vueltas sin acomodarse en ningún sitio, la kunoichi paró y se acercó a Siete para resolver la situación. Habían tan solo dos sitios donde poder sentarse, y los aclaró incluso señalándolos.
—Pues prefiero esos sillones, parecen más cómodos.
Aclarado el lugar, el Senju puso marcha hacia los mismos. Si bien la chica confirmaba que le parecía bien, terminarían sentados en dos de los tres sillones junto a la pequeña mesita. Sin duda, era un lugar destacable, era raro que nadie más hubiese acomodado su culo en ellos.
«Sin duda, Fortuna está de mi lado.»
Siete terminaría sentándose en el sillón central, si es que Jun no se le adelantaba. Trataría de relajarse en el mismo, dejándose caer y con ello dejando de lado una compostura formal. En fin, siendo él mismo.
—¡Hostiaputajoder! —exclamó. —Que putoincómodos son éstos sillones... joder.
Definitivamente, los sillones no eran tan cómodos como parecían. Quizás por eso habían estado desocupados.