3/11/2021, 21:32
Ante la posibilidad de hacer arder a un oponente, Jun pareció coincidir bastante con Siete sobre fortalecerse físicamente, aunque discrepó en que pudiese servir de mucho lo dicho si alguien llegaba a agarrar a Hayato. En realidad, si lo pensabas bien, muy rápido y audaz habría de ser un oponente para poder atraparlo en cuerpo a cuerpo y que éste no tuviese manera de quemarlo vivo. Eso por no hablar de sus otros medios, como bien eran las ilusiones, que aunque aún no las dominaba del todo solo era cuestión de tiempo que les sacase partido. Pero bueno, tampoco quiso el Senju fardar de más.
¿Para qué?
Fue entonces que la kunoichi comenzó a responder a Siete, no sin antes aclarar que solo le gustaba sacar de sus cabales a "las perras". Eso quizás no le dejaba en muy buen lugar. La chica no tardó en aclarar que era un poco polivalente, pero que si había algo que podía destacar era su habilidad con las sombras. Hayato quedó por un instante en silencio, mirando a la chica en lo que se rascaba con la diestra la barbilla.
Era una buena ocasión de pagarle de vuelta con su propia medicina.
—¿Sabes? —terminó de rascarse la barbilla, y entrepuso ambas manos formando una figura parecida al rostro de un perro. Si, como en un juego tradicional de sombras. Una sonrisa se dibujó en su rostro. —Una vez casi me sale un lobo, pero no impresionó demasiado a mi oponente. Tienes que ser muy buena en ello para considerarlo tu punto fuerte.
¡FIUUUUUUUN!
¿¡CRUSSSSHHH!?
Ahí la llevaba de vuelta. No pudo evitar que su sonrisa se esbozase aún más amplia.
¿Para qué?
Fue entonces que la kunoichi comenzó a responder a Siete, no sin antes aclarar que solo le gustaba sacar de sus cabales a "las perras". Eso quizás no le dejaba en muy buen lugar. La chica no tardó en aclarar que era un poco polivalente, pero que si había algo que podía destacar era su habilidad con las sombras. Hayato quedó por un instante en silencio, mirando a la chica en lo que se rascaba con la diestra la barbilla.
Era una buena ocasión de pagarle de vuelta con su propia medicina.
—¿Sabes? —terminó de rascarse la barbilla, y entrepuso ambas manos formando una figura parecida al rostro de un perro. Si, como en un juego tradicional de sombras. Una sonrisa se dibujó en su rostro. —Una vez casi me sale un lobo, pero no impresionó demasiado a mi oponente. Tienes que ser muy buena en ello para considerarlo tu punto fuerte.
¡FIUUUUUUUN!
¿¡CRUSSSSHHH!?
Ahí la llevaba de vuelta. No pudo evitar que su sonrisa se esbozase aún más amplia.