16/11/2021, 12:25
Pronto nos vimos rodeados por el bullicio de aquella aldea. La actividad era frenética y la gente iba de aquí para allá. Bueno, algo como lo que se podía ver en plena mañana en la propia Uzushiogakure. No obstante, no estábamos allí para comprobar cómo la gente completaba su día a día.
—También tendremos que buscar algún hostal... —Mencionó la kunoichi—. Pero vamos a buscar la Forja de Enzo primero.
— Como digas, sensei
Eso fue exactamente lo que hicimos, buscar aquella forja. Su entrada ya avisaba de lo que uno podría encontrarse dentro. Atravesamos aquella contundente puerta de madera y hierro. Dentro nos encontramos con un hombre fortachón, sin apenas pelo y una señora cicatriz que le daba personalidad a su nariz. Aquel debía ser el tipo que estábamos buscando, que estaba trabajando junto al yunque. Más allá del mostrador en el que se exponían algunas armas no parecía haber nada más.
— Disculpe, señor, ¿es usted Enzo?
—También tendremos que buscar algún hostal... —Mencionó la kunoichi—. Pero vamos a buscar la Forja de Enzo primero.
— Como digas, sensei
Eso fue exactamente lo que hicimos, buscar aquella forja. Su entrada ya avisaba de lo que uno podría encontrarse dentro. Atravesamos aquella contundente puerta de madera y hierro. Dentro nos encontramos con un hombre fortachón, sin apenas pelo y una señora cicatriz que le daba personalidad a su nariz. Aquel debía ser el tipo que estábamos buscando, que estaba trabajando junto al yunque. Más allá del mostrador en el que se exponían algunas armas no parecía haber nada más.
— Disculpe, señor, ¿es usted Enzo?