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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#31
El viaje de aprendiz y sensei proseguía y poco a poco íbamos recortando distancias. Cada paso que dábamos nos iba acercando a Los Herreros y eso se podía percibir en Eri que cada vez estaba más pendiente de nuestro alrededor más que de mí. En cierto modo me lo tomaba como un cumplido, señal de que confiaba en mí, o por lo menos de que quería confiar en mí.

Dime, Natsu, ¿alguna vez has estado en Los Herreros?

Aquel debía de ser el tipo de cosas que no salían en los informes de los que disponían los senseis de sus discípulos. Sacudí mi cabeza, negándolo.

— Apenas he salido de Uzushiogakure. Digamos que para mí Ōnindo es todo un misterio

«Cosas de vivir en un orfanato»

Bueno, ahora ya no vivía en el orfanato, pero si lo había hecho durante buena parte de mi vida, desde que murieron mis padres y me gradué como gennin y pude costearme un alquiler. Osea, a duras penas podía hacerlo, pero durante mi etapa lectiva hubiese sido económicamente inviable.

— ¿Cuál es el sitio más bonito en el que has estado?

De pronto me entró la curiosidad. eri parecía del tipo de gente que ha visto mucho mundo.
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#32
Ante la negativa de Natsu, Eri asintió, aunque un pelín entristecida. ¿Qué podría haber visto aquel muchacho que acababa de graduarse? Quizá aquel viaje había sido su primer encuentro con el mundo exterior como tal y se lo estaba perdiendo. Se apuntó intentar llevárselo alguna vez de viaje con ella, pero quizá era demasiado pronto para ello.

A pesar de aquello, hizo una nota mental.

— ¿Cuál es el sitio más bonito en el que has estado?

«Muy a tu pesar, Natsu, diría que el Jardín de los Cerezos es el lugar más hermoso en el que he estado...»

El Lago de Shiona es un lugar emblemático para aquellos que sirven y han servido a Uzushiogakure —explicó ella—. Algún día podríamos ir juntos.

A la vez que decía aquello último, vieron aparecer un carro siendo empujado por una persona por el sendero que recorrían.
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#33
El Lago de Shiona es un lugar emblemático para aquellos que sirven y han servido a Uzushiogakure

Jamás olvidaría el nombre de Shiona, quien al igual que mi interlocutora, compartían apellido puesto que ambas eran Uzumakis. No sabía lo que me deparaba mi relación con Eri pero a Shiona le debía la vida después de que permitiese mi ingreso en el orfanato bajo unas condiciones algo especiales tras la muerte de mis padres. No tuve la oportunidad de conocerla de cerca, pero aún así le guardaba un gran recuerdo dentro de mí.

. Algún día podríamos ir juntos.

— Eso sería genial, me encantaría ir algún día

La verdad es que la simple idea de ver y descubrir mundo me apasionaba y me iba a servir de mera excusa para seguir compartiendo tiempo con mi sensei con quien cada segundo que pasaba me sentía más a gusto. De pronto, no obstante, apareció un lugareño llevando un carro por el sendero. Y quizás no era lugareño, quien sabe.

— Mira, sensei, ya debemos estar muy cerca
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#34
Eri miró hacia donde Natsu señalaba. Sin duda deberían estar ya cerca de Los Herreros e incluso de la aldea vecina, Yokkai. Tenían una misión y estaba a punto de comenzar.

Ambos recorrieron la distancia que les separaba del lugar en un tiempo récord, encontrándose con el bullicio de una ciudad de metal, con idas y venidas de gente con materiales pesados, armas de todo tipo y compradores dispuestos a dejarse una fortuna en el mejor acero de todos. ¿Forjas? El nombre que pudieras pensar se encontraba entre esas calles, pero ellos buscaban una en particular: La Forja de Acero.

También tendremos que buscar algún hostal... —Mencionó la kunoichi—. Pero vamos a buscar la Forja de Enzo primero.

No tardaron en divisarla: el humo que salía de las chimeneas les parecía estar llamando, junto al letrero, de acero sobre madera; que se colocaba justo encima de la puerta maciza entreabierta. Eri señaló el lugar y pronto ambos se podrían adentrar.

Se escuchaban los golpes contra el metal, limpios y certeros. No parecía haber nadie más allí que el herrero: un hombre fornido, calvo, y con una cicatriz en la nariz que se ocultaba bajo su barba de unos cuantos días. No levantó la vista pues permanecía concentrado en su tarea junto al yunque, detrás, muy detrás del mostrador. La forja contaba también con diversos expositores de numerosas armas, principalmente de filo.

Aunque la tienda parecía algo vieja.
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#35
Pronto nos vimos rodeados por el bullicio de aquella aldea. La actividad era frenética y la gente iba de aquí para allá. Bueno, algo como lo que se podía ver en plena mañana en la propia Uzushiogakure. No obstante, no estábamos allí para comprobar cómo la gente completaba su día a día.

También tendremos que buscar algún hostal... —Mencionó la kunoichi—. Pero vamos a buscar la Forja de Enzo primero.

— Como digas, sensei

Eso fue exactamente lo que hicimos, buscar aquella forja. Su entrada ya avisaba de lo que uno podría encontrarse dentro. Atravesamos aquella contundente puerta de madera y hierro. Dentro nos encontramos con un hombre fortachón, sin apenas pelo y una señora cicatriz que le daba personalidad a su nariz. Aquel debía ser el tipo que estábamos buscando, que estaba trabajando junto al yunque. Más allá del mostrador en el que se exponían algunas armas no parecía haber nada más.

— Disculpe, señor, ¿es usted Enzo?
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#36
Ante la llamada, el hombre soltó una risa algo seca. No levantó la vista, simplemente respondió:

Así es, ¿qué necesitan?

A pesar de que la primera impresión podía haber sido no de las mejores, Enzo dio otro sonoro golpe y dejó el martillo junto al yunque. Se limpió el sudor de sus manos y la frente con una toalla algo oscura por el uso, apreciándose aún el color claro que seguramente tuvo tiempo atrás. Se acercó al mostrador con una sonrisa afable y miró, de arriba a abajo, a sus nuevos posibles clientes.

¿Buscan un arma? Están en el sitio indicado, aunque últimamente andamos algo escasos de material. —Informó, dejándose caer en un taburete que rechinó por el peso que de pronto le habían puesto encima.

Eri se cruzó de brazos y miró a Natsu. Quería ver cómo se desenvolvía él en estos momentos, aunque no dudaría en interceder si se requería.
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#37
Así es, ¿qué necesitan?

¡Bingo! Ahí estaba nuestro hombre. Ahora si que si, la misión podía declararse oficialmente iniciada. Enzo dejó lo que estaba haciendo y se acercó hasta nosotros, desde el otro lado del mostrador, claro.

¿Buscan un arma? Están en el sitio indicado, aunque últimamente andamos algo escasos de material.

Sacudí las manos y miré a Eri,la cual ya me estaba dirigiendo una mirada que me hizo tragar saliva. Vale, lo había captado. Quería que tomase yo la iniciativa y contestase al hombre. Supongo que si la cagaba en algún momento me corregiría y tomaría ella las riendas de la conversación. Carraspee.

— Lo cierto es que somos conscientes de su situación, señor Enzo. Yo soy Uchiha Natsu y ella es Uzumaki Eri, mi sensei. Básicamente somos los ninjas que Hanabi-sama ha enviado tras su solicitud

Mostré una sonrisa lo más afable posible mientras entrelacé mis dedos tras mi nuca.

— Necesitaríamos que nos contase todos los detalles posibles para iniciar la investigación. ¿Le parece que lo hablemos aquí o quizás prefiere un lugar más reservado? Ya sabe, lejos de miradas curiosas
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#38
Enzo clavó su mirada oscura en Natsu y le dejó hablar, interiorizando la información que el joven ninja le dotaba. Se rascó la barba y miró a la otra integrante del grupo cuando éste pronunció su nombre, la cuál le dedicó una inclinación de cabeza.

Pasad a la trastienda. Yo echaré el pestillo. No quiero que me escuchen —dijo, señalando justo detrás de él donde yacía el yunque. A su derecha se podía ver una puerta algo vieja entreabierta—. Id por ahí.

Él se levantó y, con cierta lentitud, fue a la puerta y la cerró con llave, no sin antes colocar un cartel que anunciaba lo ocupado que se encontraba el herrero. Luego les acompañó al lugar indiciado, el cuál contaba con una mesa, varias sillas desordenadas, numerosas armas en diversos niveles de creación y algún que otro estante. Enzo se acercó a uno de ellos y tomó un par de vasos y una jarra de agua, que dejó sobre la mesa.

Bien, la situación con Yokkai no es la idónea, como decía en el pergamino que envié a vuestra aldea unos días atrás: nos han cortado los suministros de golpe y porrazo, y nuestro proveedor se niega a darnos una respuesta, ¡ni si quiera ha dado la cara! —le dio un golpe a su rodilla y bufó, molesto—. Algunos de mis compañeros han intentado acercarse, pero no se han sentido cómodos a medida que avanzaban. Alguno me ha indicado que se sentía observado desde los lados del camino, por lo que creo que han tomado Yokkai y sus minas, pero nosotros no somos rivales, solo somos herreros.
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#39
— Claro, como no

Avancé hasta el lugar indicado mientras Enzo echaba el pestillo y cerraba el local al público. cuando volvió, el buen hombre aprovechó para sacar tres vasos y una garrafa de agua, gesto que agradecí con una leve reverencia con la cabeza. Estaba deseando escuchar lo que el tipo tenía que decirnos.

Bien, la situación con Yokkai no es la idónea, como decía en el pergamino que envié a vuestra aldea unos días atrás: nos han cortado los suministros de golpe y porrazo, y nuestro proveedor se niega a darnos una respuesta, ¡ni si quiera ha dado la cara!

El principio del relato ya nos lo sabíamos más o menos pero ahora que lo escuchaba de nuevo me volvió a resultar de lo más extraño. Sin un motivo detrás, para que iba a cerrar nadie una ruta de negocio que proporcionaba unos ingresos para ambas partes. No, no tenía sentido. Tenía que haber algo más.

. Algunos de mis compañeros han intentado acercarse, pero no se han sentido cómodos a medida que avanzaban. Alguno me ha indicado que se sentía observado desde los lados del camino, por lo que creo que han tomado Yokkai y sus minas, pero nosotros no somos rivales, solo somos herreros.

Puse la palma de mi mano diestra tras la nuca, pensativo. Por el rabillo del ojo traté de observar lo que hacía Eri. Pese a que me había dado toda la iniciativa la tenía muy presente, no quería cagarla.

— Es raro que os hayan cortado el suministro así de golpe y si es verdad lo que dices de los compañeros que han intentado acercarse a Yokkai... es posible que esto sea más gordo de lo que podíamos pensar en un primer instante. ¿Sabemos si Yokkai tenía algún enemigo o algo parecido?

Miré a Eri algo confuso.

— Igual deberíamos infiltrarnos en Yokkai vestidos de paisano, sin bandanas ni nada a la vista, como si fuéramos dos herreros más
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#40
Ciertamente, es raro. ¿Estáis seguros de a que todos los herreros les han cortado los suministros? ¿O hay alguno reacio a hablar? —preguntó la Uzumaki. Aun con los brazos cruzados y la mirada seria fija en Enzo, quería indagar más sobre el asunto.

Aunque...

—Igual deberíamos infiltrarnos en Yokkai vestidos de paisano, sin bandanas ni nada a la vista, como si fuéramos dos herreros más.

Es una buena idea, pero también deberíamos investigar aquí otro rato, seguramente se nos puede estar escapando algo que, como tu dices, me ha dado qué pensar —movió la mano restándole importancia, pero realmente lo que ella buscaba era hablar con él más tarde, a solas—. ¿Y bien? ¿Sabe algo más?

Enzo carraspeó.

Hay un par de herreros, bastante recientes y con negocios todavía por prosperar, que no han informado de mucho. Sí es cierto que nos han confirmado que no tienen mucho más metal que nosotros para trabajar, no se han visto muy afectados ni nadie puede confirmar realmente si eso es cierto o no. —Concluyó él, luego tomó un vaso de agua para, tras ello, añadir—: Son Ishiyama Kotetsu, de la herrería La hoja Afilada y Homura Ouji, de El Príncipe del Metal, por si os interesa visitarles.

Eri asintió, anotándolo mentalmente. Luego miró a Natsu.

¿Algo más que quieras preguntar?
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#41
A Eri también le parecía curiosamente extraño todo aquello. No había un motivo claro, lo cual enturbia todo un poco más de la cuenta. Sin embargo, la jōnin tuvo que pararme los pies.

Es una buena idea, pero también deberíamos investigar aquí otro rato, seguramente se nos puede estar escapando algo que, como tu dices, me ha dado qué pensar

Asentí con la cabeza. Tenía sentido lo que decía, recabar toda la información posible antes de meterse en la boca del lobo.

. ¿Y bien? ¿Sabe algo más?

Hay un par de herreros, bastante recientes y con negocios todavía por prosperar, que no han informado de mucho. Sí es cierto que nos han confirmado que no tienen mucho más metal que nosotros para trabajar, no se han visto muy afectados ni nadie puede confirmar realmente si eso es cierto o no. —Concluyó él, luego tomó un vaso de agua para, tras ello, añadir—: Son Ishiyama Kotetsu, de la herrería La hoja Afilada y Homura Ouji, de El Príncipe del Metal, por si os interesa visitarles.


Tomé un poco del agua que inicialmente Enzo nos había servido antes de que Eri preguntase si tenía más preguntas. Me encogí de hombros.

— Pues así a bote pronto creo que no. Supongo que lo que deberíamos hacer es ir a hablar con Kotetsu y Ouji y ver qué nos pueden contar, no creo que sea casualidad que precisamente los dos negocios con menos antigüedad hayan sido los que menos problemas han tenido
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#42
Eri escuchó a su pupilo con atención. Ella tenía el mismo pensamiento: recabar toda la información posible antes de una posible infiltración, a lo que probablemente terminarían recurriendo. Miró a Natsu y asintió, levantándose de la mesa.

Muchas gracias por la información, señor Enzo, pronto le informaremos con más detalle de la situación en cuanto descubramos más —dijo la Uzumaki.

Si queréis y no tenéis sitio donde quedaros, arriba en mi casa tengo una habitación de sobra por si no queréis pagar una noche en el hostal. Pensadlo y luego, cuando anochezca, me lo confirmáis. —Ofreció el hombre, también levantándose y acompañándoles a la puerta.

Eri miró a Natsu de nuevo. No era mala idea.

Id con cuidado.

La chica lo agradeció, y luego, cuando volvieron a encontrarse solos en la calle, se giró a su discípulo.

Bien, vayamos a ver a Kotetsu entonces, a ver si podemos sonsacarles algo. ¿Has trabajado alguna vez tácticas de interrogación?
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#43
Muchas gracias por la información, señor Enzo, pronto le informaremos con más detalle de la situación en cuanto descubramos más

--Si queréis y no tenéis sitio donde quedaros, arriba en mi casa tengo una habitación de sobra por si no queréis pagar una noche en el hostal. Pensadlo y luego, cuando anochezca, me lo confirmáis.


No era mala idea en absoluto. La hopsitalidad de aquel hombre era algo que debíamos tener en cuenta y, en mic aso personal agradecía hasta el punto de que si alguna vez podía devolver el favor de algún modo a Enzo lo haría encantado. Le devolví la mirada a Eri y me encogí de hombros. era mi modo de decirle que la proposición de Enzo era buena y que lo dejaba en sus manos.

Bien, vayamos a ver a Kotetsu entonces, a ver si podemos sonsacarles algo. ¿Has trabajado alguna vez tácticas de interrogación?

— Nos veremos pronto, Enzo-san — dije a modo de despedida al mismo tiempo que le dedicaba una leve reverencia.

Instantes después tomaríamos la salida en busca de la herrería del tal Kotetsu.


Bien, vayamos a ver a Kotetsu entonces, a ver si podemos sonsacarles algo. ¿Has trabajado alguna vez tácticas de interrogación?

— Me temo que no, sensei. Lamento... bueno, mi falta de experiencia en la materia. Si tuviera más manejo del sharingan podría saber usar el saimingan, pero me temo que por ahora no tenemos esa baza...
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#44
Ante la negativa del chico, Eri endulzó un poco sus palabras con una sonrisa. No tenía por qué ser un as con el sharingan aun siendo Uchiha, ni tampoco tenía que ser un experto cuando acababa de salir de la academia, así que simplemente quería saber hasta qué punto era consciente para partir de ahí. Le dio una suave palmada en la espalda para tranquilizarle.

No te preocupes, veremos qué podemos hacer, ah, y... —Eri miró a todos lados y, cuando comprobó que no había mucha gente, se deshizo de sus elementos identificativos como kunoichi. Se recogió el pelo y sacó su naginata para ponérsela en la espalda—. Vayamos de incógnito, seguro que así podemos tener más suerte. Y si no, siempre podemos recurrir a las vías diplomáticas al estilo ninja.

Le guiñó un ojo, y cuando su pupilo hubiera hecho lo propio, ambos se dirigirían a la forja de Kotetsu. Estaba al otro lado de Los Herreros, y en su cartel, nuevo y brillante; se rezaba La Hoja Afilada. Al igual que su placa identificatoria, el lugar estaba nuevo e impecable, con el sonido de las herramientas golpeando el metal. Eri se dirigió a la puerta y la empujó.

Bienvenidos a La Hoja Afilada, ¿en qué puedo ayudarles? —desde la recepción, una joven de cabellos dorados y ojos grises les miraba fijamente con una sonrisa—. Siéntesen libres de mirar todo lo que quieran.

A su alrededor todo eran armas de distintos tipos y características. Algunas reposaban en vitrinas y otras, más alejadas, se encontraban colgadas de la pared.
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#45
Eri supo tranquilizarme. Se la veía una sensei amable y comprensible, lejos de alguien duro y recto. Métodos distintos pero agradecía el que había tomado para conmigo y así se lo hice saber con una sonrisa acompañado de un movimiento de la cabeza, asintiendo.

No te preocupes, veremos qué podemos hacer, ah, y...

Repetí lo mismo que estaba haciendo Eri, desanudando la bandana de la frente y escondiendola en el portaobjetos que llevaba atado a la pierna, dejando todavía más libres mis nevados cabellos.

. Vayamos de incógnito, seguro que así podemos tener más suerte. Y si no, siempre podemos recurrir a las vías diplomáticas al estilo ninja.

— Es verdad, así nos ahorramos de miradas indiscretas

Sin identificativos shinobi de por medio ahora si que si, ya podíamos ir a buscar le herraría de Kotetsu y pronto lo haríamos bajo aquel cartel que rezaba 'La Hoja Afilada'. Un local que probablemente escondiera secretos que no debían ser descubiertos. La verdad es que todo el panorama de aquella pequeña aldea empezaba a oler a chamusquina.

Bienvenidos a La Hoja Afilada, ¿en qué puedo ayudarles?

Al otro lado del mostrador una chica de cabellos dorados se interesó por nuestra presencia. Intenté mostrar la mejor de las sonrisas al mismo tiempo que ponía mis dos manos en la nuca, dejando mis codos al aire.

— Estamos buscando a Kotetsu-san, ¿se encuentra aquí?
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