18/11/2021, 23:57
Le costaba mantener el abrazo a su sensei. Estaba frío como las aguas del lago que rodeaba Amegakure, pero a Daruu no le importaba. Daruu pensó muchas cosas entonces. Se replanteó otras tantas. Recordó aquellos ojos mirándole, casi implorantes. Y se quebró aún más. Kōri, sin embargo, le empujó y le sujetó por un hombro, mirándole de nuevo a los ojos.
—Escúchame, Daruu. Si ese sombrero termina de verdad sobre tu cabeza, toda la responsabilidad de la aldea caerá sobre tus hombros. Eres consciente de ello, ¿verdad? —le dijo, flanco y directo como solía ser él—. Tendrás que proteger a toda Amegakure y te convertirás en la diana de muchos enemigos, entre ellos... seguramente Kurama —Inconscientemente, Kōri apretó el agarre sobre el hombro de Daruu. Sus ojos brillaban con una fuerza inusitada—. Y Ayame... no le va a gustar nada que te postules como Arashikage. No habla desde que volvió de Yukio, pero sé que se culpa por lo que sucedió. Sé que no deja de torturarse pensando que fue culpa suya. Y ahora se sentirá aterrorizada de perderte a ti también.
—Le pedí que nos fuéramos a vivir juntos justo antes del atentado en el estadio... y hasta entonces no hemos podido volver a hablar de ello. Ahora pasa esto... —Daruu agachó la cabeza, con la mirada ausente—. Kōri-sensei, yo...
Entonces, escuchó una voz familiar a sus espaldas.
—Escúchame, Daruu. Si ese sombrero termina de verdad sobre tu cabeza, toda la responsabilidad de la aldea caerá sobre tus hombros. Eres consciente de ello, ¿verdad? —le dijo, flanco y directo como solía ser él—. Tendrás que proteger a toda Amegakure y te convertirás en la diana de muchos enemigos, entre ellos... seguramente Kurama —Inconscientemente, Kōri apretó el agarre sobre el hombro de Daruu. Sus ojos brillaban con una fuerza inusitada—. Y Ayame... no le va a gustar nada que te postules como Arashikage. No habla desde que volvió de Yukio, pero sé que se culpa por lo que sucedió. Sé que no deja de torturarse pensando que fue culpa suya. Y ahora se sentirá aterrorizada de perderte a ti también.
—Le pedí que nos fuéramos a vivir juntos justo antes del atentado en el estadio... y hasta entonces no hemos podido volver a hablar de ello. Ahora pasa esto... —Daruu agachó la cabeza, con la mirada ausente—. Kōri-sensei, yo...
Entonces, escuchó una voz familiar a sus espaldas.