28/01/2016, 17:52
De nuevo en pie y con voluntad de pelea el calvo se alzaba sobre la madera de un barco que poco a poco se consumía. Si la idea era dejar el barco intacto parecía que esa no era la manera correcta de hacerlo. Si el fuego continuaba a las secciones inferiores del barco podría quemar la base de este y dejarlo bajo el agua en poco tiempo. Eso si tenían suerte y el fuego no encontraba más explosivos en alguna habitación de la embarcación.
Pero el fuego y el agua eran de las menores preocupaciones que Karamaru tenía en ese momento. El deforme hombre con pose de araña lo miraba fijo y amenazante, expectante de cualquier sentimiento y gesto que el pelado pudiese mostrar. Era como si disfrutase ver la sangre chorrear por sus brazos, ver las piernas tambalear como un edificio que esta a punto de caerse. Ya no tenía sentido siquiera seguir atacándolo, el gennin era demasiado débil para él. Solo necesitaba un golpe más y pasaría al más allá.
La rodilla derecha del monje no pudo aguantar el peso y cayo al suelo. La izquierda seguía levantada y era en ese lugar donde Karamaru reposaba sus brazos. Tomaba grandes bocanadas de aire contaminado de cenizas.
¿Eso fue todo? Ya no te puedes mantener en pie. Vamos que esto recién comienza, levántate y diviérteme un poco más.
Para ese tipo Karamaru no era más que un juego de esos que cuando te aburres los desechas. El calvo no podía sentir más que rabia e impotencia al saber que no podía realizar una ofensiva eficiente en ese momento. Lo único que quedaba era poder defenderse el tiempo suficiente para que alguien milagrosamente lo salve pero el monje sabía que eso no sucedería. Tenía que valerse por si mismo, tenía que demostrar que él podía hacerlo, tenía que mostrar que la fuerza de los monjes de su templo es de temer.
El tiempo se le agotaba y solo parecía una moneda apoyaba sobre su canto esperando el dedo que la tirara. La duda en ese momento era si caía de cara o de cruz, si caía vivo o muerto. Se paró una vez más, esta vez con más convicción de antes.
Ven a buscarme si quieres diversión.
La mirada seria y desafiante, como si tuviese la confianza de poder destruir a su rival, se mostraron en la cara de Karamaru. La pelea no había terminado y con su poca energía tenía que hacer todo en cuanto estaba a su alcance. Sin tiempo para la duda, el hombre "araña" hecho una risa fuerte al aire y se abalanzó una vez más sobre el niño que tenía los huevos como para enfrentarlo.
El puño derecho, con un brazo completamente extendido atrás, iba en dirección a la cara de Karamaru. Llevaba la suficiente fuerza como para que caiga al suelo y no pudiera volver a ponerse en pie en ese combate. Tal vez, la suficiente fuerza como para acabar con su vida. Lo que no sabía el imprudente rival del monje era que este jugueteaba con un kunai en su portaobjetos del lado derecho de su cuerpo preparado para todo.
En el momento que ambas carnes hicieron contacto, el mismo instante que Karamaru recibió un golpe de proporciones jamás recibidas, a la vez que una sonrisa siniestra se dibujada en el hombre del rostro, una kunai atravesaba el cuerpo de uno de los dos. Desde su mano derecha en un movimiento ascendente el metal atravesó desde el mentón hasta el cerebro la cabeza del hombre sin articulaciones. Lo último que pudo ver el calvo era la sangre que volaba en toda direcciones y una cara que borraba la sonrisa poco a poco.
Lejos de ser una victoria contundente, ambos cayeron al piso. Karamaru primero, inconsciente después del golpe recibido que a pocos metros lo había dejado de la puerta de la muerte, y el su rival sobre él, tapando el cuerpo del calvo con la sangre de su cuerpo.
Si se olvidaban de él, Karamaru sería incendiado en poco tiempo y si no ahogado. Había hecho todo lo que su cuerpo le permitía, ahora necesitaba la ayuda de Kazuma o tal vez de un desobediente guerrero dispuesto a ayudar rompiendo las reglas que un líder de misión le había impuesto.
Pero el fuego y el agua eran de las menores preocupaciones que Karamaru tenía en ese momento. El deforme hombre con pose de araña lo miraba fijo y amenazante, expectante de cualquier sentimiento y gesto que el pelado pudiese mostrar. Era como si disfrutase ver la sangre chorrear por sus brazos, ver las piernas tambalear como un edificio que esta a punto de caerse. Ya no tenía sentido siquiera seguir atacándolo, el gennin era demasiado débil para él. Solo necesitaba un golpe más y pasaría al más allá.
La rodilla derecha del monje no pudo aguantar el peso y cayo al suelo. La izquierda seguía levantada y era en ese lugar donde Karamaru reposaba sus brazos. Tomaba grandes bocanadas de aire contaminado de cenizas.
¿Eso fue todo? Ya no te puedes mantener en pie. Vamos que esto recién comienza, levántate y diviérteme un poco más.
Para ese tipo Karamaru no era más que un juego de esos que cuando te aburres los desechas. El calvo no podía sentir más que rabia e impotencia al saber que no podía realizar una ofensiva eficiente en ese momento. Lo único que quedaba era poder defenderse el tiempo suficiente para que alguien milagrosamente lo salve pero el monje sabía que eso no sucedería. Tenía que valerse por si mismo, tenía que demostrar que él podía hacerlo, tenía que mostrar que la fuerza de los monjes de su templo es de temer.
El tiempo se le agotaba y solo parecía una moneda apoyaba sobre su canto esperando el dedo que la tirara. La duda en ese momento era si caía de cara o de cruz, si caía vivo o muerto. Se paró una vez más, esta vez con más convicción de antes.
Ven a buscarme si quieres diversión.
La mirada seria y desafiante, como si tuviese la confianza de poder destruir a su rival, se mostraron en la cara de Karamaru. La pelea no había terminado y con su poca energía tenía que hacer todo en cuanto estaba a su alcance. Sin tiempo para la duda, el hombre "araña" hecho una risa fuerte al aire y se abalanzó una vez más sobre el niño que tenía los huevos como para enfrentarlo.
El puño derecho, con un brazo completamente extendido atrás, iba en dirección a la cara de Karamaru. Llevaba la suficiente fuerza como para que caiga al suelo y no pudiera volver a ponerse en pie en ese combate. Tal vez, la suficiente fuerza como para acabar con su vida. Lo que no sabía el imprudente rival del monje era que este jugueteaba con un kunai en su portaobjetos del lado derecho de su cuerpo preparado para todo.
En el momento que ambas carnes hicieron contacto, el mismo instante que Karamaru recibió un golpe de proporciones jamás recibidas, a la vez que una sonrisa siniestra se dibujada en el hombre del rostro, una kunai atravesaba el cuerpo de uno de los dos. Desde su mano derecha en un movimiento ascendente el metal atravesó desde el mentón hasta el cerebro la cabeza del hombre sin articulaciones. Lo último que pudo ver el calvo era la sangre que volaba en toda direcciones y una cara que borraba la sonrisa poco a poco.
Lejos de ser una victoria contundente, ambos cayeron al piso. Karamaru primero, inconsciente después del golpe recibido que a pocos metros lo había dejado de la puerta de la muerte, y el su rival sobre él, tapando el cuerpo del calvo con la sangre de su cuerpo.
Si se olvidaban de él, Karamaru sería incendiado en poco tiempo y si no ahogado. Había hecho todo lo que su cuerpo le permitía, ahora necesitaba la ayuda de Kazuma o tal vez de un desobediente guerrero dispuesto a ayudar rompiendo las reglas que un líder de misión le había impuesto.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘