20/11/2021, 04:46
Quiero seguir el combate, aumentar su ritmo frenético incluso, pero me detengo estupefacto. Los bastonazos y las bolas de fuego son una cosa. Puedo esquivarlas, contrarrestarlas o encajarlas de ser necesario. Lo que acaba de lanzarme Hanabi, en cambio, es otra cosa. Algo para lo que nadie me ha enseñado a responder. Tiene forma de pregunta, y hace que me dé cuenta de algo.
No tengo nombre.
Encajo la realización con amargura. Sé que soy único, sé que no hay una vida como la mía, y eso no me disgusta. Pero al menos me gustaría compartir con el resto el hecho de ser bautizado. De que alguien me dé nombre. No sé por qué me importa tanto. No lo necesito para nada, no realmente. No es algo que tenga utilidad para mí, que pueda usar para algo. Simplemente... creo que es por lo que significa. Porque cuando alguien me dé nombre, me estará al mismo tiempo reconociendo. Me estará reconociendo como un ser. No Datsue. No Shukaku. No uno de sus justus. Sino…
Yo.
—¿Alguna vez creaste un jutsu que excedió tus expectativas, Hanabi? ¿Qué superó por mucho lo que pretendías hacer en un primer momento? —Para lo bueno y para lo malo—. Datsue y Shukaku quisieron crear un jutsu opuesto al de Kurama y sus… reversiones de jinchūriki. Un jutsu que no se limitase a cambiar los papeles de poder, sino que les diese exactamente el mismo a ambas voluntades. Que ambos estuviesen al mando.
¿Era él el resultado de ese deseo? Sí, pero no el esperado.
—Una fusión, por así decirlo. Entendían que para ello debían ceder, perder parte de su control, pero creo que esperaban conservar parte de sus consciencias. No fue así. Yo soy… —Por un momento, dudo—. Soy.
Soy, pienso por mí mismo, existo. Eso es lo único que sé por el momento. Eso es lo único que puedo decir. Esa respuesta me conduce a la siguiente pregunta: ¿por cuánto tiempo existiré? Hanabi quiso poner a prueba a Datsue, divertirse un rato, pero yo lucho por algo mucho más importante que eso. Lucho por mi vida. Lucho por la oportunidad de volver a existir. Bajo otro cielo. Bajo otra luna. Contra otro contrincante.
Estoy a prueba desde el momento en que nazco, y no puedo permitirme defraudar.
No tengo nombre.
Encajo la realización con amargura. Sé que soy único, sé que no hay una vida como la mía, y eso no me disgusta. Pero al menos me gustaría compartir con el resto el hecho de ser bautizado. De que alguien me dé nombre. No sé por qué me importa tanto. No lo necesito para nada, no realmente. No es algo que tenga utilidad para mí, que pueda usar para algo. Simplemente... creo que es por lo que significa. Porque cuando alguien me dé nombre, me estará al mismo tiempo reconociendo. Me estará reconociendo como un ser. No Datsue. No Shukaku. No uno de sus justus. Sino…
Yo.
—¿Alguna vez creaste un jutsu que excedió tus expectativas, Hanabi? ¿Qué superó por mucho lo que pretendías hacer en un primer momento? —Para lo bueno y para lo malo—. Datsue y Shukaku quisieron crear un jutsu opuesto al de Kurama y sus… reversiones de jinchūriki. Un jutsu que no se limitase a cambiar los papeles de poder, sino que les diese exactamente el mismo a ambas voluntades. Que ambos estuviesen al mando.
¿Era él el resultado de ese deseo? Sí, pero no el esperado.
—Una fusión, por así decirlo. Entendían que para ello debían ceder, perder parte de su control, pero creo que esperaban conservar parte de sus consciencias. No fue así. Yo soy… —Por un momento, dudo—. Soy.
Soy, pienso por mí mismo, existo. Eso es lo único que sé por el momento. Eso es lo único que puedo decir. Esa respuesta me conduce a la siguiente pregunta: ¿por cuánto tiempo existiré? Hanabi quiso poner a prueba a Datsue, divertirse un rato, pero yo lucho por algo mucho más importante que eso. Lucho por mi vida. Lucho por la oportunidad de volver a existir. Bajo otro cielo. Bajo otra luna. Contra otro contrincante.
Estoy a prueba desde el momento en que nazco, y no puedo permitirme defraudar.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado