Quizá no tan confundida como Kimi, pero si bastante sorprendida, Jun alternaba su vista en la piedrita y en su compañera.
—¡Wooo! — Exclamó, alzando los brazos victoriosa. Aunque, realmente, ella no había hecho mucho.
A pesar de que intentó mantenerse lo más agnóstica posible con el tema de la magia, el acierto de la kunoichi la dejó casi estupefacta. Si, podía ser simple estadística y eso de la magia podía ser una total falacia o, incluso, una gastada del mago hacia las chicas. Pero, por suerte para ellas, finalmente dieron con la pequeña roca.
Percepción sobre la magia o azar, ya debían avanzar hacia la siguiente fase. Cabe aclarar que, si era esta última variante, se le hacía normal a la Nara haber fallado tantas veces.
La muchachita se quedo observando a la pelicorta. Parece que había caído tarde que habían superado esa primera prueba. La otra le devolvió la mirada, pero sonreía sin descaro, radiando un estasis total en todo su ser. El hecho de ya no ver al rubio de nuevo la ponía feliz. Claro, si es que se iban a poder librar de él en lo que les quedaba de recorrido.
—¡Si! Ya parece que acabó esto. — Se acercó un poco a la chica y le apoyó una mano en uno de sus hombros. —No te voy a mentir, no se que carajo hiciste. Pero buen trabajo. — Levantó el pulgar con la mano que tenía libre, aun con esa sonrisa imborrable en su cara.
Bruscamente giró su cabeza, buscando al otro ser que había en esa habitación.
—¿Y ahora qué niño?
Esperó las indicaciones del muchacho para poder seguir avanzando en la casa.
—¡Wooo! — Exclamó, alzando los brazos victoriosa. Aunque, realmente, ella no había hecho mucho.
A pesar de que intentó mantenerse lo más agnóstica posible con el tema de la magia, el acierto de la kunoichi la dejó casi estupefacta. Si, podía ser simple estadística y eso de la magia podía ser una total falacia o, incluso, una gastada del mago hacia las chicas. Pero, por suerte para ellas, finalmente dieron con la pequeña roca.
Percepción sobre la magia o azar, ya debían avanzar hacia la siguiente fase. Cabe aclarar que, si era esta última variante, se le hacía normal a la Nara haber fallado tantas veces.
La muchachita se quedo observando a la pelicorta. Parece que había caído tarde que habían superado esa primera prueba. La otra le devolvió la mirada, pero sonreía sin descaro, radiando un estasis total en todo su ser. El hecho de ya no ver al rubio de nuevo la ponía feliz. Claro, si es que se iban a poder librar de él en lo que les quedaba de recorrido.
—¡Si! Ya parece que acabó esto. — Se acercó un poco a la chica y le apoyó una mano en uno de sus hombros. —No te voy a mentir, no se que carajo hiciste. Pero buen trabajo. — Levantó el pulgar con la mano que tenía libre, aun con esa sonrisa imborrable en su cara.
Bruscamente giró su cabeza, buscando al otro ser que había en esa habitación.
—¿Y ahora qué niño?
Esperó las indicaciones del muchacho para poder seguir avanzando en la casa.