27/11/2021, 00:28
Por alguna razón su compañera hizo una reverencia al mago, agradeciéndole por acto que había hecho momentos antes. Diferente era el caso de la Nara, que no se sentía agraciada para nada con el mago, menos para hacer alguna formalidad antes de seguir por la puerta. Sin saludo ni nada, volvió a ver a Kimi y asintió al escuchar que quería seguir avanzando.
En el trayecto hacia la próxima habitación, solo momentitos más tarde de haber festejado por superar la prueba, la Kaminari le confiesa que ella realmente no sintió nada. Todo fue suerte, supuso.
—¿QUÉ?
Quizás Jun se había apurado a decirle al mago que finalmente de vuelta el cubilete, pues le había preguntado a Kimi si sinceramente había sentido esa magia. Pero la otra no había tenido tiempo de responder y solo ocurrió lo de la piedrita. Parecía ser una simple casualidad, pero no entendía como pudo hacer aparecer la piedra a placer en cualquier cubilete. Las primeras veces la siguieron con la vista y siempre fallaron. Lo que más la enojaba era que no pudo deducir como pudo hacer eso el mago. Si lo de la "magia" quedaba descartado, todo tenía que tener una trampa atrás, como pensó ella en un principio. Seguía sin entender cual era el as bajo la manga. Eso le estaba comiendo el coco.
Respiró profundo e intentó bajar un cambio.
—Si, espero que haya sido suerte. — Seguía caminando, pero casi sin prestar mucha atención hacia donde iban. —Pero ya te digo, no me da muy buena espina este lugar. Y mucho menos el chico ese.
En el trayecto hacia la próxima habitación, solo momentitos más tarde de haber festejado por superar la prueba, la Kaminari le confiesa que ella realmente no sintió nada. Todo fue suerte, supuso.
—¿QUÉ?
Quizás Jun se había apurado a decirle al mago que finalmente de vuelta el cubilete, pues le había preguntado a Kimi si sinceramente había sentido esa magia. Pero la otra no había tenido tiempo de responder y solo ocurrió lo de la piedrita. Parecía ser una simple casualidad, pero no entendía como pudo hacer aparecer la piedra a placer en cualquier cubilete. Las primeras veces la siguieron con la vista y siempre fallaron. Lo que más la enojaba era que no pudo deducir como pudo hacer eso el mago. Si lo de la "magia" quedaba descartado, todo tenía que tener una trampa atrás, como pensó ella en un principio. Seguía sin entender cual era el as bajo la manga. Eso le estaba comiendo el coco.
Respiró profundo e intentó bajar un cambio.
—Si, espero que haya sido suerte. — Seguía caminando, pero casi sin prestar mucha atención hacia donde iban. —Pero ya te digo, no me da muy buena espina este lugar. Y mucho menos el chico ese.