3/12/2021, 18:20
(Última modificación: 3/12/2021, 18:22 por Eikyuu Juro. Editado 2 veces en total.)
Juro sonrió sin ningún tipo de disimulo. La conversación había adoptado un giro un tanto siniestro, pero ahí estaban. Dos exiliados riéndose de la muerte, a pesar de que su sombra llevaba tiempo pisandoles los talones. Esa era su forma de rebelarse contra un mundo que ahora les repudiaba. Pero como las últimas ascuas de una hoguera apagada, su conversación poco a poco se fue desvaneciendo, dejando paso al silencio.
—Bueno, camarada. No es por echarte, ¿eh? No me importa compartir esta lumbre contigo durante lo que queda de la noche, siempre que te asegures de que se mantenga encendida. Pero no intentes ningún truco, ¿estamos? Necesito una cabezadita.
El marionetista no pudo evitar volver a examinar al Uchiha. Fuera cual fuera el efecto de aquel líquido que guardaba en su calabaza, estaba desapareciendo, dejando entrever el cansancio y el gélido frío. El propio Juro estaba agotado por el viaje, pero el hecho de no haber bebido y haber dormido unas horas decentes la noche anterior le ayudaban a disimularlo mucho mejor.
Era consciente de que cuanto menos tiempo pasara junto al otro exiliado, mejor para los dos. Pero lo cierto es que hacía tiempo que había anochecido y tampoco se veía capaz de encontrar su pequeña base...
— En ese caso, me quedaré. La noche es fría y no tengo muchas alternativas — admitió el chico, sin darle vueltas al asunto —. No te preocupes. Entiendo que no has llegado tan lejos fiándote de la buena voluntad de los demás. Pero, aunque tuviera algo contra ti, no me interesaría enemistarme contigo o ser el próximo objetivo de Dragón Rojo. Puedes dormir tranquilo, ya me he ganado suficientes enemigos para toda una vida.
Sus palabras eran ciertas. De hecho, por dentro, Juro dudaba que Akame realmente fuera a bajar la guardia del todo. El chico tenía claro que era alguien muy poderoso y, si bien no era un aliado para las aldeas ni para él si algún día era capaz de regresar, ni quería ni le convenía volverse su enemigo en aquel momento. Aquellos ojos rojos le daban escalofríos.
«Además, no sería justo. Hoy hemos compartido el fuego como dos viejos conocidos. Quiero que sea así como nos despidamos» — El mundo era un lugar hostil y puede que la próxima vez que se encontrasen las cosas fueran de otra manera. Por eso, no había ninguna razón para apresurarse.
Juro se incorporó, aún sentado, y observó sus alrededores. No pensaba irse a dormir. Alguien tenía que vigilar y, aunque el peligro era mínimo, aún recordaba el ruido que habían escuchado antes. Si algún turista perdido pasaba por ahí por accidente, tendría que estar preparado para salvar la situación.
—Bueno, camarada. No es por echarte, ¿eh? No me importa compartir esta lumbre contigo durante lo que queda de la noche, siempre que te asegures de que se mantenga encendida. Pero no intentes ningún truco, ¿estamos? Necesito una cabezadita.
El marionetista no pudo evitar volver a examinar al Uchiha. Fuera cual fuera el efecto de aquel líquido que guardaba en su calabaza, estaba desapareciendo, dejando entrever el cansancio y el gélido frío. El propio Juro estaba agotado por el viaje, pero el hecho de no haber bebido y haber dormido unas horas decentes la noche anterior le ayudaban a disimularlo mucho mejor.
Era consciente de que cuanto menos tiempo pasara junto al otro exiliado, mejor para los dos. Pero lo cierto es que hacía tiempo que había anochecido y tampoco se veía capaz de encontrar su pequeña base...
— En ese caso, me quedaré. La noche es fría y no tengo muchas alternativas — admitió el chico, sin darle vueltas al asunto —. No te preocupes. Entiendo que no has llegado tan lejos fiándote de la buena voluntad de los demás. Pero, aunque tuviera algo contra ti, no me interesaría enemistarme contigo o ser el próximo objetivo de Dragón Rojo. Puedes dormir tranquilo, ya me he ganado suficientes enemigos para toda una vida.
Sus palabras eran ciertas. De hecho, por dentro, Juro dudaba que Akame realmente fuera a bajar la guardia del todo. El chico tenía claro que era alguien muy poderoso y, si bien no era un aliado para las aldeas ni para él si algún día era capaz de regresar, ni quería ni le convenía volverse su enemigo en aquel momento. Aquellos ojos rojos le daban escalofríos.
«Además, no sería justo. Hoy hemos compartido el fuego como dos viejos conocidos. Quiero que sea así como nos despidamos» — El mundo era un lugar hostil y puede que la próxima vez que se encontrasen las cosas fueran de otra manera. Por eso, no había ninguna razón para apresurarse.
Juro se incorporó, aún sentado, y observó sus alrededores. No pensaba irse a dormir. Alguien tenía que vigilar y, aunque el peligro era mínimo, aún recordaba el ruido que habían escuchado antes. Si algún turista perdido pasaba por ahí por accidente, tendría que estar preparado para salvar la situación.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
...
Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60