7/12/2021, 23:48
— Esto... señor. Su hermano no estaba en la habitación. Solo estaba el pergamino con el sello explosivo cuando entramos. Asumo que no era parte del misterio.
— ¿Qué? Eso es imposible. Lo vimos pasar y no hay más salidas que la de enfrente. ¡Esa habitación no tiene ni ventanas!
Entre Jun y la mujer consiguieron despegarlo de Kimi y la rubia se encargó de mantenerlo alejado, pero no calmado precisamente.
— Y no, obviamente no había ningún sello explosivo en los misterios. Todos lo vimos pasar, ¿acaso volvió a tu habitación, Kyoka?
La mujer torció el gesto, como ofendida.
— Creo que lo hubiese mencionado a estas alturas si le hubiese visto. No, se metió en la habitación y no supe nada más hasta que pasaron las chicas.
— ¡¿Veis?! ¡Es imposible que no estuviese! Decid la verdad, ¿qué pasó ahí?
Las deducciones de ambas kunochis no hacían más que caldear aún más a Nazo. La mujer les echó un vistazo, después del subidón de adrenalina, ambas habían caido al suelo haciendo aún más notorio su estado.
— Lo primero es llevaros al hospital. Está claro que tienen que veros esas heridas. — dijo la mujer acercandose a Kimi para ofrecerle la mano, aún entre ella y su jefe.
— ¿Qué? Eso es imposible. Lo vimos pasar y no hay más salidas que la de enfrente. ¡Esa habitación no tiene ni ventanas!
Entre Jun y la mujer consiguieron despegarlo de Kimi y la rubia se encargó de mantenerlo alejado, pero no calmado precisamente.
— Y no, obviamente no había ningún sello explosivo en los misterios. Todos lo vimos pasar, ¿acaso volvió a tu habitación, Kyoka?
La mujer torció el gesto, como ofendida.
— Creo que lo hubiese mencionado a estas alturas si le hubiese visto. No, se metió en la habitación y no supe nada más hasta que pasaron las chicas.
— ¡¿Veis?! ¡Es imposible que no estuviese! Decid la verdad, ¿qué pasó ahí?
Las deducciones de ambas kunochis no hacían más que caldear aún más a Nazo. La mujer les echó un vistazo, después del subidón de adrenalina, ambas habían caido al suelo haciendo aún más notorio su estado.
— Lo primero es llevaros al hospital. Está claro que tienen que veros esas heridas. — dijo la mujer acercandose a Kimi para ofrecerle la mano, aún entre ella y su jefe.