16/12/2021, 19:52
Hanabi entrecerró los ojos y trató de levantarse. Gimió de dolor, y volvió a caer de rodillas. Comprendió entonces que Datsue y Shukaku habían creado algo peligroso. Algo peligroso para sí mismos y algo peligroso para Oonindo. Una técnica prohibida. Pero un shinobi como Hanabi sabía muy bien que el mundo estaba plagado de técnicas con esa clasificación.
Una capa de arena envolvió a Sakyū. Hanabi se permitió entonces cerrar los ojos y respirar en calma. Su intuición acertó cuando la voz de Datsue salió por primera vez en lo que habían parecido horas de sus propios labios.
—Bueno bueno bueno, parece que os habéis divertido, ¿eh? —dijo, viendo la ropa chamuscada de Hanabi.
Esta vez sí, Hanabi se levantó y se acercó a él cojeando. Le escocía la pierna izquierda. Una quemadura, no muy grave, pero molesta.
—Datsue. —Hanabi debería haber estado más alegre, pero mostraba un comportamiento extrañamente sobrio—. ¿No te acuerdas de nada, verdad?
Procedió entonces a relatarle todo el encuentro, haciendo especial énfasis en la manera de hablar de Sakyū, en lo inquietante que había sonado ese último "y cuando la cumpla...", y en lo mucho que pensaba que volver a usar aquella técnica sería una completa temeridad.
—¿Lo has entendido? —repetía ahora, como un padre al hijo que acaba de lanzarse a practicar el último y peligroso deporte extremo de moda—. ¡Sólo en caso de extrema necesidad! ¡Quizás no podáis volver a ser vosotros mismos!
Una capa de arena envolvió a Sakyū. Hanabi se permitió entonces cerrar los ojos y respirar en calma. Su intuición acertó cuando la voz de Datsue salió por primera vez en lo que habían parecido horas de sus propios labios.
—Bueno bueno bueno, parece que os habéis divertido, ¿eh? —dijo, viendo la ropa chamuscada de Hanabi.
Esta vez sí, Hanabi se levantó y se acercó a él cojeando. Le escocía la pierna izquierda. Una quemadura, no muy grave, pero molesta.
—Datsue. —Hanabi debería haber estado más alegre, pero mostraba un comportamiento extrañamente sobrio—. ¿No te acuerdas de nada, verdad?
Procedió entonces a relatarle todo el encuentro, haciendo especial énfasis en la manera de hablar de Sakyū, en lo inquietante que había sonado ese último "y cuando la cumpla...", y en lo mucho que pensaba que volver a usar aquella técnica sería una completa temeridad.
—¿Lo has entendido? —repetía ahora, como un padre al hijo que acaba de lanzarse a practicar el último y peligroso deporte extremo de moda—. ¡Sólo en caso de extrema necesidad! ¡Quizás no podáis volver a ser vosotros mismos!