1/02/2016, 16:42
Desde la puerta de la enfermería Karamaru veía a casi todas las personas del pueblo trabajar y hacer todo lo que tenían a su alcance para superar los últimos acontecimientos. Las vendas blancas reemplazaban las negras que usualmente llevaba, incluso llevaba gaza y cinta en algunas partes del cuerpo como en su cara. Estaba adolorido, todavía el dolor persistía, pero se sentía con fuerzas para hacer cualquier cosa. En ese momento, viendo la escena de tantas personas colaborando, hacía que irradie felicidad. Pocas veces en su corta vida había podido sentirse de esa manera tan.... plena.
El Sol matutino se elevaba por detrás de la casa, al lado opuesto donde el calvo se encontraba. Iori estaba dentro preparando el té de la mañana esperando que Kazuma también se levantase de la cama, estaba esperanzada de que lo hiciera. Hacía solo uno minutos que el monje había podido recuperar la consciencia y lo único que había escuchado fue...
Espera afuera, hablaremos cuando tu amigo se levante. Hoy espero, no, quiero poder hablar con ambos a la vez.
...de la rubia que Karamaru recordaba como una mujer traumatizada, cubierta de sangre y con lágrimas en los ojos.
En su estadía en el porche del establecimiento trataba de ir recordando y atando cabos de lo sucedido. Los incendios, la embarcación, ese hombre raro, todo lo que había pasado el calvo lo recordaba. A pedazos y no de forma muy clara pero sabía por lo que había pasado, excepto por una cosa. A partir de caer sin consciencia en el barco no podía recordar nada de nada, había saltado desde la cubierta de una embarcación llena de enemigos, algunos vivos y otros muertos, hasta una cama suave y con olor a hospital. Parecía raro que justo a la mañana siguiente de tanto alboroto los aldeanos ya se pusieran a trabajar.
Sin embargo, sus divagaciones se perdieron en la nada al escuchar pasos y un pequeño ruido metálico a sus espaldas. El calvo supo a la perfección de que se trataba.
«Por fin, ya me comenzaba a impacientar de tanta curiosidad»
Dio lentamente una media vuelta para ver, como si de un anciano se tratase, a Kazuma tambaleándose con su espada usada de bastón. Caminaba por el largo pasillo que terminaba en el cálido salón que hacía poco tiempo una anciana con su nieta compartían. Tras él, Karamaru lo seguía a paso lento sin que el peliblanco notase su presencia.
Dos sillones se encontraban en el lugar junto a una pequeña mesa en donde estaba el té. La rubia llenó tres recipientes, se quedo uno y otro fue para la mano del peliblanco. El tercero lo tomó Karamaru que hacía acto de presencia por primera vez para Kazuma. El calvo tomó asiento en una silla esperando que el peliblanco tomará el puesto en el sillón y ansioso esperaba las palabras de Iori.
Se acomodó el pelo y tomó un largo sorbo de té antes de aclararse la garganta. Miró a ambos shinobi con una sonrisa en la cara, como si le hiciese gracia que ninguno de los dos se acordase de nada.
Si ninguno de los dos dice algo parece que me tocará a mi ¿Verdad?- por lo sucedido y por el estado de los dos hombres Karamaru esperaba que no comenzase a relatar con humor. Por fortuna para él no sería así.
Bueno, aquí vamos. Debo suponer que recuerdan sus últimos momentos en el barco así que empezaré desde en ese punto. A mis oídos llegó lo siguiente.
Ambos se encontraban inconscientes sobre la cubierta del barco, al parecer esto fue causado por una dura batalla que probablemente recordaran. Hideyoshi, su tercer miembro del equipo, alarmado decidió ir a buscarlos. Según él eso era una misión rápida de entrada y salida y se estaban demorando demasiado.
Fue primero al lado trasero de la embarcación donde se encontró contigo Kazuma. Estabas con algunos cortes y en ese momento parecías tan frágil como el vidrio. Te tomó como pudo, junto con el cofre que habían ido a buscar y los dejo en el bote. Por suerte para todos no se había separado mucho del barco.
Luego, en la parte posterior, se encontró con un magullado Karamaru. Más que cortes y sangre tu cuerpo presenciaba de muchos moretones y secciones inflamadas. Realizó el mismo procedimiento que antes y cuando todos se encontraron dentro del bote comenzó a remar solo hacia la costa. Supongo que el barco ya no era de importancia.
Ah, por cierto, para hacer un paréntesis. También me dijo que eliminó a varios bandidos que se quisieron subir a su boleto de ida. Así que también cumplió con su función. Pero para su sorpresa, la inteligencia había estado bastante mal. Según él los tres habían informado que se encontraban diez hombres en el barco. Pudo contar más de veinte.
Pero siguiendo por donde tenemos que ir, que si no me voy de las ramas. Fueron transportados hasta la arena donde Hideyoshi los dejó para venir a pedir ayuda para traerlos. Ambos quedaron en la enfermería, que tuve que improvisar una segunda sala, y se quedaron ahí hasta despertarse. Yo que ustedes le iría a agradecer a su amigo.
Un relato largo que acompañaba la asunción del Sol absorbió por completo a Karamaru que ya tardaba en hacer una pregunta que lo estaba inquietando. Sí, ahora entendía que estaba a salvo y sabía quién había sido la persona que había hecho posible, ahora le encontraba sentido a esas imágenes sobre un bote en la costa que había pensado que era un sueño. Pero....
Lo siento, pero recuerdo estar en la costa. Imágenes borrosas pero recuerdo que era el amanecer, eso lo recuerdo perfectamente. ¿Estuvimos inconscientes tan poco tiempo?
¿Poco tiempo?-la rubia se hecho a reir aunque trataba de no hacerlo-Estuvieron cinco días con los ojitos cerrados.
La cara del calvo, un poema.
El Sol matutino se elevaba por detrás de la casa, al lado opuesto donde el calvo se encontraba. Iori estaba dentro preparando el té de la mañana esperando que Kazuma también se levantase de la cama, estaba esperanzada de que lo hiciera. Hacía solo uno minutos que el monje había podido recuperar la consciencia y lo único que había escuchado fue...
Espera afuera, hablaremos cuando tu amigo se levante. Hoy espero, no, quiero poder hablar con ambos a la vez.
...de la rubia que Karamaru recordaba como una mujer traumatizada, cubierta de sangre y con lágrimas en los ojos.
En su estadía en el porche del establecimiento trataba de ir recordando y atando cabos de lo sucedido. Los incendios, la embarcación, ese hombre raro, todo lo que había pasado el calvo lo recordaba. A pedazos y no de forma muy clara pero sabía por lo que había pasado, excepto por una cosa. A partir de caer sin consciencia en el barco no podía recordar nada de nada, había saltado desde la cubierta de una embarcación llena de enemigos, algunos vivos y otros muertos, hasta una cama suave y con olor a hospital. Parecía raro que justo a la mañana siguiente de tanto alboroto los aldeanos ya se pusieran a trabajar.
Sin embargo, sus divagaciones se perdieron en la nada al escuchar pasos y un pequeño ruido metálico a sus espaldas. El calvo supo a la perfección de que se trataba.
«Por fin, ya me comenzaba a impacientar de tanta curiosidad»
Dio lentamente una media vuelta para ver, como si de un anciano se tratase, a Kazuma tambaleándose con su espada usada de bastón. Caminaba por el largo pasillo que terminaba en el cálido salón que hacía poco tiempo una anciana con su nieta compartían. Tras él, Karamaru lo seguía a paso lento sin que el peliblanco notase su presencia.
Dos sillones se encontraban en el lugar junto a una pequeña mesa en donde estaba el té. La rubia llenó tres recipientes, se quedo uno y otro fue para la mano del peliblanco. El tercero lo tomó Karamaru que hacía acto de presencia por primera vez para Kazuma. El calvo tomó asiento en una silla esperando que el peliblanco tomará el puesto en el sillón y ansioso esperaba las palabras de Iori.
Se acomodó el pelo y tomó un largo sorbo de té antes de aclararse la garganta. Miró a ambos shinobi con una sonrisa en la cara, como si le hiciese gracia que ninguno de los dos se acordase de nada.
Si ninguno de los dos dice algo parece que me tocará a mi ¿Verdad?- por lo sucedido y por el estado de los dos hombres Karamaru esperaba que no comenzase a relatar con humor. Por fortuna para él no sería así.
Bueno, aquí vamos. Debo suponer que recuerdan sus últimos momentos en el barco así que empezaré desde en ese punto. A mis oídos llegó lo siguiente.
Ambos se encontraban inconscientes sobre la cubierta del barco, al parecer esto fue causado por una dura batalla que probablemente recordaran. Hideyoshi, su tercer miembro del equipo, alarmado decidió ir a buscarlos. Según él eso era una misión rápida de entrada y salida y se estaban demorando demasiado.
Fue primero al lado trasero de la embarcación donde se encontró contigo Kazuma. Estabas con algunos cortes y en ese momento parecías tan frágil como el vidrio. Te tomó como pudo, junto con el cofre que habían ido a buscar y los dejo en el bote. Por suerte para todos no se había separado mucho del barco.
Luego, en la parte posterior, se encontró con un magullado Karamaru. Más que cortes y sangre tu cuerpo presenciaba de muchos moretones y secciones inflamadas. Realizó el mismo procedimiento que antes y cuando todos se encontraron dentro del bote comenzó a remar solo hacia la costa. Supongo que el barco ya no era de importancia.
Ah, por cierto, para hacer un paréntesis. También me dijo que eliminó a varios bandidos que se quisieron subir a su boleto de ida. Así que también cumplió con su función. Pero para su sorpresa, la inteligencia había estado bastante mal. Según él los tres habían informado que se encontraban diez hombres en el barco. Pudo contar más de veinte.
Pero siguiendo por donde tenemos que ir, que si no me voy de las ramas. Fueron transportados hasta la arena donde Hideyoshi los dejó para venir a pedir ayuda para traerlos. Ambos quedaron en la enfermería, que tuve que improvisar una segunda sala, y se quedaron ahí hasta despertarse. Yo que ustedes le iría a agradecer a su amigo.
Un relato largo que acompañaba la asunción del Sol absorbió por completo a Karamaru que ya tardaba en hacer una pregunta que lo estaba inquietando. Sí, ahora entendía que estaba a salvo y sabía quién había sido la persona que había hecho posible, ahora le encontraba sentido a esas imágenes sobre un bote en la costa que había pensado que era un sueño. Pero....
Lo siento, pero recuerdo estar en la costa. Imágenes borrosas pero recuerdo que era el amanecer, eso lo recuerdo perfectamente. ¿Estuvimos inconscientes tan poco tiempo?
¿Poco tiempo?-la rubia se hecho a reir aunque trataba de no hacerlo-Estuvieron cinco días con los ojitos cerrados.
La cara del calvo, un poema.
"El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira al odio, el odio al sufrimiento, y el sufrimiento al lado oscuro"
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘
-Maestro Yoda.
◘ Hablo ◘ Pienso ◘