8/01/2022, 05:10
Zaide fue lo suficientemente lejos para asegurarse de que todo saliese bien que incluso le selló una bola de fuego en la frente para que no revelase su identidad. Le extraño un poco que aquella fuese la condición y no que él huyese o algo por el estilo, aunque supuso que confiaba en que no tenía ninguna posibilidad de escapar con las piernas como las tenía.
La verdad, Daigo también confiaba en que no podría escapar. Si salía de aquella situación, tendría que ser de otra manera.
— Claro. No diré nada. —Respondió Daigo. Ser desafiante cuando una bola de fuego podía reventarle en la cabeza no le haría ningún bien.
Una hora más tarde, Roro, el cazarrecompensas y Daigo se dirigían a La Prisión del Yermo, que ahora podría definirse más apropiadamente como La Fortaleza del Yermo. Siendo los esclavos sus soldados y Nathifa su líder. Recordó entonces como, la primera vez que vino, confió en que Kenzou haría algo al respecto después de que él le dijese lo que estaba sucediendo. No sabía cómo sentirse ahora respecto a eso, o a todo lo que sucedió después de su misión, pues todavía dudaba sobre lo que el viejo Zaofu le había contado a él y a Ranko.
No. No era momento de pensar en eso. Tenía que centrarse en el presente para sobrevivir.
Finalmente, Daigo y su captor entraron a la fortaleza, donde Nathifa y otra decena de ninjas les dieron la bienvenida. Sonriendo. La muy maldita sonreía.
— Llegas con un año y dos meses de retraso, Daigo. No has cumplido con la misión que te encomendé, no has cumplido con la promesa que me hiciste. Al contrario, entorpeciste la caza de una criminal y asesinaste a uno de los míos. ¿Algo que decir en tu defensa?
— No. Lo que dice es cierto.
Prometió que nunca se disculparía por lo que hizo. De hecho, se prometió no arrepentirse de ninguna otra cosa que haya hecho o que vaya a hacer en su vida, pero tampoco pondría ninguna excusa. Jamás.
La verdad, Daigo también confiaba en que no podría escapar. Si salía de aquella situación, tendría que ser de otra manera.
— Claro. No diré nada. —Respondió Daigo. Ser desafiante cuando una bola de fuego podía reventarle en la cabeza no le haría ningún bien.
Una hora más tarde, Roro, el cazarrecompensas y Daigo se dirigían a La Prisión del Yermo, que ahora podría definirse más apropiadamente como La Fortaleza del Yermo. Siendo los esclavos sus soldados y Nathifa su líder. Recordó entonces como, la primera vez que vino, confió en que Kenzou haría algo al respecto después de que él le dijese lo que estaba sucediendo. No sabía cómo sentirse ahora respecto a eso, o a todo lo que sucedió después de su misión, pues todavía dudaba sobre lo que el viejo Zaofu le había contado a él y a Ranko.
No. No era momento de pensar en eso. Tenía que centrarse en el presente para sobrevivir.
Finalmente, Daigo y su captor entraron a la fortaleza, donde Nathifa y otra decena de ninjas les dieron la bienvenida. Sonriendo. La muy maldita sonreía.
— Llegas con un año y dos meses de retraso, Daigo. No has cumplido con la misión que te encomendé, no has cumplido con la promesa que me hiciste. Al contrario, entorpeciste la caza de una criminal y asesinaste a uno de los míos. ¿Algo que decir en tu defensa?
— No. Lo que dice es cierto.
Prometió que nunca se disculparía por lo que hizo. De hecho, se prometió no arrepentirse de ninguna otra cosa que haya hecho o que vaya a hacer en su vida, pero tampoco pondría ninguna excusa. Jamás.
![[Imagen: IMG-20210515-202948-586.png]](https://i.ibb.co/fqtcMG8/IMG-20210515-202948-586.png)
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.