31/01/2016, 13:02
-N-No... Es-pinas... Ka-b-och... Kin-ma... - El sudor le perlaba la frente a la que se adhería el flequillo, Mike ladraba hacia su dueña para que se despertase, pero ella seguía removiéndose entre las sábanas. Dolor, sentía dolor en la pierna, estaba asustada. Unos ojos marrones la miraban con tristeza para luego desaparecer en la oscuridad, hasta que luego volvían a zarandearla de lado a lado. -¡NYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAGH! - Se despertó de un salto, tal salto que cayó al suelo con la sábana enroscada en su pierna derecha. Mike saltó a socorrerla, pero solo atinó a pisarla el pecho.
Eri se limpió las lágrimas y tranquilizó al can que emitía gemidos de tristeza mientras le acariciaba el pelaje de la cabeza. Éste al encontrar consuelo, saltó por la ventana que se encontraba abierta y se fue, dejando a Eri más confusa y aturdida de lo que ya se encontraba. Suspiró y miró la cama de soslayo, sabía que no podría volver a dormir por mucho que quisiese, y eso que quedaba poco para el comienzo del torneo. Se duchó, se colocó su ropa típica y salió a dar una vuelta, quizá despejarse era la mejor opción para ese tipo de situaciones.
''Sigo pensando en aquella casa...'' Después de contárselo al perro de pelaje azabache nadie más conocía su inquietante miedo, y tampoco tenía la intención de hacerlo, así que con una negación constante de cabeza, intentó disipar aquellos hirientes pensamientos. Así, paso a paso, acabó en un dojo estilo japonés con un cartel que anunciaba Hoy enfretamientos a mano desnuda, ¡quizá el entrenamiento la hiciese despejar su mente! No dudó ni dos segundos entrar a aquel lugar, en el cual se tropezó nada más dar con el pasillo.
Hizo un puchero a la nada y se quitó las sandalias, dejándolas en el mueble que adornaba el este de la estancia, luego entró descalza hasta que dio con otra puerta, la cual abrió despacio por si acaso allí no era bien recibida. Debería pedir permiso para entrar en los lugares desconocidos, no entrar así porque sí. Sin embargo, una voz alcanzó a su oído, una voz terriblemente familiar.
-Em, yo solo venía a mirar, había oído gritos, no es mi intención enzarzarme en peleas innecesarias.
Se llevó una mano a la frente, haciéndose daño, ¿justamente tenía que caer en el dojo en el que estaría él? Era obvio que Nabi estuviese apuntado en el torneo, más que obvio, luchar por su villa, por si querida patria. Mientras escuchaba como alguien le echaba una reprimenda al rubio por su incompetencia, Eri decidió alejarse de allí lo más rápido que pudo.
Pero el destino fue caprichoso, y, al parecer, después de la regañina, alguien salió despedido hasta la puerta, y la joven de ojos verdes, confusa, abrió la puerta para que no se estampase directamente contra ella y romperla, parece tan frágil...
Por ello ahora estaba tirada en el suelo con un cuerpo encima de ella, un cuerpo que olía muy familiar. Joder, ¿en qué se había metido? ¡Ella solo quería entrenar un poco el taijutsu!
Eri se limpió las lágrimas y tranquilizó al can que emitía gemidos de tristeza mientras le acariciaba el pelaje de la cabeza. Éste al encontrar consuelo, saltó por la ventana que se encontraba abierta y se fue, dejando a Eri más confusa y aturdida de lo que ya se encontraba. Suspiró y miró la cama de soslayo, sabía que no podría volver a dormir por mucho que quisiese, y eso que quedaba poco para el comienzo del torneo. Se duchó, se colocó su ropa típica y salió a dar una vuelta, quizá despejarse era la mejor opción para ese tipo de situaciones.
''Sigo pensando en aquella casa...'' Después de contárselo al perro de pelaje azabache nadie más conocía su inquietante miedo, y tampoco tenía la intención de hacerlo, así que con una negación constante de cabeza, intentó disipar aquellos hirientes pensamientos. Así, paso a paso, acabó en un dojo estilo japonés con un cartel que anunciaba Hoy enfretamientos a mano desnuda, ¡quizá el entrenamiento la hiciese despejar su mente! No dudó ni dos segundos entrar a aquel lugar, en el cual se tropezó nada más dar con el pasillo.
Hizo un puchero a la nada y se quitó las sandalias, dejándolas en el mueble que adornaba el este de la estancia, luego entró descalza hasta que dio con otra puerta, la cual abrió despacio por si acaso allí no era bien recibida. Debería pedir permiso para entrar en los lugares desconocidos, no entrar así porque sí. Sin embargo, una voz alcanzó a su oído, una voz terriblemente familiar.
-Em, yo solo venía a mirar, había oído gritos, no es mi intención enzarzarme en peleas innecesarias.
Se llevó una mano a la frente, haciéndose daño, ¿justamente tenía que caer en el dojo en el que estaría él? Era obvio que Nabi estuviese apuntado en el torneo, más que obvio, luchar por su villa, por si querida patria. Mientras escuchaba como alguien le echaba una reprimenda al rubio por su incompetencia, Eri decidió alejarse de allí lo más rápido que pudo.
Pero el destino fue caprichoso, y, al parecer, después de la regañina, alguien salió despedido hasta la puerta, y la joven de ojos verdes, confusa, abrió la puerta para que no se estampase directamente contra ella y romperla, parece tan frágil...
Por ello ahora estaba tirada en el suelo con un cuerpo encima de ella, un cuerpo que olía muy familiar. Joder, ¿en qué se había metido? ¡Ella solo quería entrenar un poco el taijutsu!
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)