19/01/2022, 00:13
La delicada voz de la pelirroja la trajo de vuelta a aquellas frías calles. Parpadeó varias veces como reacción, y después giró levemente su rostro para mirar el interior de aquel lugar. Había pasado ya bastante desde que terminaron aquella apacible merienda en la cálida cafetería, por lo que cenar volvía a entrar dentro de sus planes. De un bolsillo interior de su oscuro abrigo, echo mano de una cartera de un caoba oscuro para hacer un rápido recuento sobre los billetes coloridos de los que disponía con sus finos y largos dedos tapados por unos elegantes guantes de cuero. Para ella, el dinero no era un problema. Nunca lo había sido.
— Si, no te preocupes — dijo devolviéndole la mirada a Shiba después de pasar por los ojos de Suzume, quien sonriente ya había propuesto invitarla. — Yo me ocuparé de la cuenta
Tras la confirmación de las dos pelirrojas, sería ella la primera en acercarse a la puerta para abrirla, cediéndole el paso a las dos chicas para cerrar tras haber entrado las tres.
— Si, no te preocupes — dijo devolviéndole la mirada a Shiba después de pasar por los ojos de Suzume, quien sonriente ya había propuesto invitarla. — Yo me ocuparé de la cuenta
Tras la confirmación de las dos pelirrojas, sería ella la primera en acercarse a la puerta para abrirla, cediéndole el paso a las dos chicas para cerrar tras haber entrado las tres.
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