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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#76
Saki se mantuvo recelosa y algo desconfiada todavía, haciendo un pequeño gesto como queriendo seguir manteniendo las distancias cuando la cálida mano de Shiba se acercaba a la suya. Miró de reojo a su kohai, quien recalcó también su don especial. Podía ser un don parecido, y que estuviera haciéndolo para estar mas cómoda ante el frío invierno.

La mano de la kunoichi de Kusagakure finalmente se posó sobre ella bajo la atenta mirada de la morena.

E-Es... Es cálido... — Sus músculos se destensaron ante el suave tacto de las manos de Shiba, las cuales no dejaba de observar. — ¿Es una técnica? ¿Para mantener el calor ante el frío?

Sin querer, había rodeado su mano con las suyas, ante la agradable sensación que transmitía, y con un rosado y pequeño rubor en sus mejillas. Suzume por otro lado le había pedido permiso, pero esta se había adelantado inconscientemente pese a haberse puesto tan alerta segundos antes. Tal vez la melodiosa voz de la pelirroja la calmaba sin necesidad de nada más.
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#77
Algo me lo dice. Yo también nací con algo distinto. Puedo hacer vapor. Y uno muy ácido.

Oh, eso suena mucho más amenazador que hacer calor. Te diría que me lo enseñases pero prefiero no causar más destrucción de la necesaria. — le dedicó una leve sonrisa a Suzume mientras le asentía a que le tocase la mano.

Le ofreció su otra mano a la pelirroja pues la morena había cubierto por completo la mano que le había ofrecido a ella.

¿Es una técnica? ¿Para mantener el calor ante el frío?

Shiba alzó una ceja.

No es... exactamente una técnica. No es algo que haga yo, simplemente siempre estoy caliente. Da igual si hace frio o calor. Pero en invierno me han dicho que es especialmente caliente. Cómo yo no puedo sentirlo, tengo que fiarme de lo que cuentan, para mi siempre estoy igual. Sois vosotras las que os sentis diferente.

La kusajin no pudo evitar sonreír al verse en la situación de tener a ambas Amejin cogidas de las manos. Y ahí se quedó, calentando tantas manos como podía con las suyas propias. No fue ella la que interrumpió el momento, sino su estomago gruñendo de nuevo. Se sonrojó levemente y amplió su sonrisa, como excusandose.
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#78
Suzume soltó una risita ante lo de más destrucción de la necesaria.

Sí, eché a perder uno o dos micrófonos así. Te lo mostraré en otra ocasión, entonces.

Tanto Saki como Suzume parecían embelesadas con la habilidad térmica de Shiba, y se dispusieron a acariciar una mano cada una.

¡Oh, es cierto! Es como una taza de café muy caliente. Qué reconfortante.

Casi sin darse cuenta, Suzume alzaría la mano de Shiba para llevarla a su rostro, contra su suave mejilla.

Aaah... —Pero el estómago de Shiba interrumpió su suspiro de confort —. Oh. Shiba-san, creo que debemos de apresurarnos a llegar a ese lugar de comida. —dijo con voz cantada, luego soltó una risita.

Sin embargo, Suzume no dejaría de frotar la mano de Shiba contra su mejilla, sino hasta que ella se moviese.
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#79
La morena sin embargo se abstrajo de la realidad, ante la suavidad del calor que desprendía Shiba entre sus manos. Ante el duro y frío invierno era muy agradable, tal vez en verano era el efecto contrario, y la gente buscaría evitarla, sobre todo los que no soportaban bien las altas temperaturas. En algún momento, había redirigido su mano a una su mejilla, sosteniéndola todavía con ambas manos mientras posaba la parte interior de la pelirroja sobre su mejilla.

El rugido del estomago de la kunoichi pelirroja, junto a la suave voz de Suzume nuevamente, la trajeron de vuelta.

Oh, si — la soltaría entonces con delicadeza, como si aquello no hubiera acontecido. — Iremos donde nos digas.

Seguiría a ambas chicas, observándolas desde una corta distancia cuando retomaran la marcha siendo la última en comenzar a andar. Para ella había sido algo de lo más normal, pues no sabía bien como relacionarse con el resto. Suzume, con la cual ahora pasaba más tiempo, la trataba con la misma frialdad y seriedad que el resto. O es lo que ella creía.
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#80
Sí, eché a perder uno o dos micrófonos así. Te lo mostraré en otra ocasión, entonces.

Oh, ¿cantas? Con esa voz, normal. ¿Y cómo que te has hecho kunoichi? No creo que favorezca tu carrera dedicarte durante horas a darle palizas a malos. Espera, dicho así, igual sí. ¿Tienes algún nombre de escena? ¿La Llama Radiante?

Aclaradas las acusaciones, Shiba volvía a estar a tope de energia para hablar.

¡Oh, es cierto! Es como una taza de café muy caliente. Qué reconfortante.

Bueno, pero tened cuidado. No suelo quemar, aunque depende mucho de la sensibilidad del resto y del tiempo que hace. En invierno como el contraste es más fuerte suele dar más sensación de calor.

Las advirtió mientras esperaba a que ellas mismas decidiesen soltarla. Saki no tardó en hacerlo, con expresión de que cogerla nunca entró en sus planes y fue algo que hizo por instinto más que a conciencia. Esperó a que Suzume hiciese lo mismo. Unos segundos más tarde fue evidente que no iba a hacerlo así que Shiba simplemente señaló con su mano libre por donde era.

Está a apenas un par de calles más por ahí. Si quereis, vamos.

De nuevo, se calló para observar a Suzume. Prácticamente estaba obligandola a acariciarle la mejilla, bueno, obligandola tampoco, lo hubiese hecho ella misma pero estaba demasiado ensimismada en las maravillas de la pelirroja.
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#81
¡Oh, muchas gracias! Sí, esto... Intento salir adelante como cantante. Aunque por el momento sólo hago pequeños eventos en Amegakure. ¡Pronto cantaré frente a multitudes en todo Onindo, ya verás! Y nombre de escena... —Lo de "Llama Radiante" le hizo gracia, y le ruborizó un poco —. No, no tengo ninguno. ¡El que dices suena guay! Aunque no sé si me quedaría...

Cuando Shiba indicó el camino con su mano libre fue cuando Suzume se enteró que estaba monopolizando la mano de la pelinaranja.

Oh. ¡Oh, por supuesto, vamos! —Suzume soltó la mano de Shiba, aunque lo hizo muy lenta y suavemente, como si quisiera seguir en contacto con aquella calidez. Dejó que la naturalidad del movimiento de ambas al caminar fuese la que rompiera con aquello. Algo levemente sombrío surcó los ojos de la cantante cuando la chica mencionó su carrera como kunoichi —. Oh, eso... Sucedió... algo —No sabía qué tan rápido corrían las noticias fuera de una Villa, así que no quiso ser explícita al respecto —. Y eso me hizo darme cuenta que tal vez no estaba haciendo lo suficiente por mi aldea. Y decidí que hacerme shinobi ayudaría más. Y ¿quién sabe? Tal vez cantar sí me ayude a ser ninja.

Soltó una risita simple, pero llena de emoción. Seguiría a Shiba, entonces, a donde le indicara, sin dejar nunca de sonreírle.
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#82
Y tanto que sucedió "algo". La muerte del máximo representante de una villa no era algo que ocurriera todos los días. Apoyado por aquel sistema militar y exaltada su figura posteriormente por los actos que estos hacían, para dar un aire cercano al pueblo seguido de un blanqueamiento de sus imágenes, calaba en el corazón del pueblo con mucha facilidad. Y ya no mencionar dentro de las filas de los ninjas y kunoichis.

Saki no tenía un especial apego a la Arashikage en sí, pero el poder y de lo que eran capaces era lo que más le interesaba; no tras el escritorio y utilizando a la gente, sino su poder de combate en sí. Una figura de poder muy básica y clásica, no el poder como una capacidad en alguna forma.

A Suzume, por otro lado, fue lo que la impulso alistarse en la academia. No conocía los detalles ni los motivos que la arrojaron a aquella decisión. De hecho ¿qué conocía de Suzume más allá de la chica pelirroja que tenía frente a ella? Era alegre y activa, aunque no tanto como Shiba. Quería convertirse en una idol en un mundo en constante guerra y... ¿Y qué más? No sabía nada más ¿Un maestro debía conocer a sus alumnos para proporcionarles la mejor educación, no? ¿Y por qué le preocupaba ahora eso? Sería el sentimiento de la responsabilidad. Si, seguro que era eso.

Abstraída por sus pensamientos mirando a Suzume, la morena se quedaría allí de pie hasta que algún estímulo la espabilara nuevamente. Ya fuera que comenzaran a andar o que esta la llamara.
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#83
No, no tengo ninguno. ¡El que dices suena guay! Aunque no sé si me quedaría...

Claro que te quedaría genial. Tu pelo es rojo como el fuego y tu sonrisa ilumina como él también. De ahí la Llama y el Radiante. — soltó Shiba como si estuviesen hablando del tiempo.

No había rastro de vergüenza en su voz, solo una contundente sinceridad. En cuanto Suzume le soltó la mano empezó a andar hacia donde había señalado esperando que ambas la siguieran.

Y eso me hizo darme cuenta que tal vez no estaba haciendo lo suficiente por mi aldea. Y decidí que hacerme shinobi ayudaría más. Y ¿quién sabe? Tal vez cantar sí me ayude a ser ninja.

A pesar de que no le había dicho el por qué exacto, el peso que tenía en su corazón era evidente. Para Shiba, quien se había metido en el sector ninja por su genetica y el dinero, sobre todo el dinero, aquello sonaba completamente ajeno. También increiblemente valeroso.

Guau, eso suena increiblemente valiente y responsable. Yo solo me hice ninja para traer dinero a la familia. Aunque claro que ganarlo por hacer el bien es un plus. — rio un segundo antes de volver a su sonrisa habitual.

Andaría hasta la entrada del lugar. Como todo Tane-shigai, estaba construido dentro de un enorme tronco de arbol, sin embargo, una vidriera les dejaba observar el interior desde la puerta. Dentro se veían varias mesas ocupadas que en el centro tenían una pequeña parrilla y la gente tenía diferentes manjares que poner a cocinar. Había varias ventanas abiertas a los lados y se veía una pequeña linea de humo salir de un extractor más arriba, todo con un delicioso olor a carne.

Ambas amejin podrían ver a Shiba hacer su mejor esfuerzo por pararse en la puerta y girarse a encararlas.

Aún podemos ir a otro sitio si no os convence o es muy caro. No tenéis que entrar solo porque os haya traido yo. — parecía estar forzandose a decirles eso por el bien de la educación y el decoro.

Si había algo de lo que conocía el precio Shiba, era el dinero y la comida. Y ambas cosas estaban involucradas ahí. A pesar de que quería comerse todo el restaurante, le sabía mal que la invitasen.
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#84
Suzume jugueteó con un mechoncito de su cabello mientras Shiba explicaba el porqué de La Llama Radiante. No pudo evitar seguir sonriendo como boba, levemente sonrojada. Sentir la mirada de Saki sobre sí le hizo a su corazón latiera Incluso más rápido.

Eso es muy lindo de tu parte, Shiba-san. Gracias~

Suzume esperaba estar tomando la decisión correcta. Esperaba no cometer soberana estupidez y acabar arrepintiéndose. No. Todo saldría bien, tenía que decírselo una y otra vez, y mantener una actitud positiva.

El restaurante se veía muy bien, y olía mucho mejor, y Shiba dudó de si debían entrar.

Oh, no, me parece un buen lugar. Y de nuevo, ¡No te preocupes, Shiba-san! Tenemos más que suficiente para invitar un poco. ¿No crees, Saki-senpai?

Suzume le daría un par de amistosos codazos en el costado. Realmente no sabía con cuánto dinero contaban, pero estaba segura de que podrían costear una comida para tres.
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#85
La delicada voz de la pelirroja la trajo de vuelta a aquellas frías calles. Parpadeó varias veces como reacción, y después giró levemente su rostro para mirar el interior de aquel lugar. Había pasado ya bastante desde que terminaron aquella apacible merienda en la cálida cafetería, por lo que cenar volvía a entrar dentro de sus planes. De un bolsillo interior de su oscuro abrigo, echo mano de una cartera de un caoba oscuro para hacer un rápido recuento sobre los billetes coloridos de los que disponía con sus finos y largos dedos tapados por unos elegantes guantes de cuero. Para ella, el dinero no era un problema. Nunca lo había sido.

Si, no te preocupes — dijo devolviéndole la mirada a Shiba después de pasar por los ojos de Suzume, quien sonriente ya había propuesto invitarla. — Yo me ocuparé de la cuenta

Tras la confirmación de las dos pelirrojas, sería ella la primera en acercarse a la puerta para abrirla, cediéndole el paso a las dos chicas para cerrar tras haber entrado las tres.
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#86
Tras hacer el último recordatorio, la conciencia de Shiba estaba tranquila y su estómago vacío. En cuanto Saki abrió la puerta, Shiba entró. Fue directa al mostrador tras el cual estaba la encargada de recibir a las clientas y llevarlas a su mesa.

La chica en cuestión era morena, con su corta melena recogida en una cola de caballo que le llegaba a los hombros. Su uniforme era sencillo, una camiseta negra, unos pantalones negros y un delantal blanco en la cintura. Además tenía una pequeña libreta y un lápiz en un pequeño bolsillo en la camiseta.

Estaba revisando un libro de cuentas encima del mostrador, pero rápidamente lo dejó al ver a las chicas entrar.

Buenas noches ¿Cuántas...?

Tres. — interrumpió Shiba, sin maldad ninguna.

¿Prefieren...?

Mejor en una mesa interior, hace bastante frío fuera.

Claro, síganme. — aunque se le notaba molesta, en ningún momento cambió el tono de voz.

La camarera cogió tres cartas y las guió hacia el interior del restaurante. Se paró en la primera que encontró vacía y se la señaló al trío, para entonces, Shiba ya se había sentado.

Pueden sentarse aquí, si les parece bien. Les dejo la carta y...

De momento traenos tres boles de arroz y tres raciones de ternera. ¿Vienen ya con salsa? Sino traenos salsa, por favor. Y sal.

La camarera aspiró profundamente.

Y les traigo las bebidas mientras se lo piensan.

La chica hizo tanto hincapié en el inicio de su frase que Shiba se abstuvo de interrumpirla esta vez, entendiendo por la mirada penetrante de la camarera que algo había hecho mal.

Oh, sí, las bebidas. Yo con agua estoy bien, pero mucha a ser posible. Por favor. — le sonrió inocentemente.

Sin embargo, la sonrisa no pareció alegrar a la chica, que apuntó y se giró a las kunoichi de Amegakure.

Los bancos a cada lado de la mesa eran lo suficientemente grandes para tres personas y Shiba ya se había sentado en uno. Podían comer las tres en el mismo lado de la mesa aunque sería algo extravagante.
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#87
En cuanto le dijo que no se preocupara, Suzume redobló el tamaño de su sonrisa.

¡Maravilloso! —soltó alegre con silenciosos aplausos —. ¡Eres un ángel, Saki-senpai!

La cantante entraría detrás de Shiba al restaurante, dedicándole una sonriente reverencia y un breve "¡Gracias!" a Saki al pasar a su lado. La pelinaranja parecía conocer a la perfección cómo se manejaba el lugar, pues apenas y dio tiempo a la mesera de hablar antes de contestar. No parecía hacerlo de mala gana, sino por lo acelerada que era, aunque Suzume supuso que sería fácil para otros malinterpretar sus ánimos como insolencia.

Yo quiero una limonada, de ser posible. Muchas gracias, señorita. —le dijo la Amejin, con toda la amabilidad posible.

Y luego, la decisión difícil: ¿De qué lado sentarse? ¿Sentarse frente a Shiba para poder charlar de forma más directa? ¿Sentarse de su lado para sentir su agradable calor? ¿Sentarse a su izquierda o a su derecha? ¿Dónde se sentaría Saki? ¿Entre ellas o al otro lado de Shiba? Suzume no quería mostrarse demasiado agresiva. ¿Lo estaba siendo? Sólo quería ser amable.

Un segundo después, tomó asiento al lado de la pelinaranja, e hizo un gesto a la morena para que se sentara a su otro lado. Sí, estar entre su amiga-guardaespaldas-samurai y entre su nueva amiga-hada-de-fuego era lo mejor.

¿Has venido mucho aquí, Shiba-san? —preguntó Suzume con alegre curiosidad.
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#88
La chica que acaban de conocer no tardó ni un segundo en entrar casi arrasando con todo. Antes de que hubiera terminado de cerrar la puerta, ella ya estaba en el mostrador. Cuando llegaron a la mesa, no les dio tiempo a sentarse y esta ya había pedido comida y bebida, sin darle tiempo apenas a la camarera a hablar. Se la veía algo molesta, pero Saki no añadió ninguna palabra. Suzume corrió a sentarse al lado de Shiba, mientras la morena volvía a desprenderse de su abrigo que dejó doblado al lado de su asiento, tras colocarse frente a ellas.

Agua, por favor — dijo levantando el dedo índice mientras observaba a la camarera.

Esperaría un poco con ansias la carta, mientras su mirada se perdía ligeramente en las paredes, techo y la decoración del local. Si no llega a ser por la edad de las tres, cualquiera hubiera podido decir que era una madre con sus dos hijas.
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#89
La camarera apuntó todo y se marchó. Shiba se quedó con la duda de si había apuntado lo de la carne. Quería recordarle que quería extra de carne en su carne pero pensó que lo mejor era darle un tiempo para... enfriarse.

¿Has venido mucho aquí, Shiba-san?

La pelirroja se giró a su compañera de banco, visiblemente confusa. ¿No había dicho que esta era su primera vez? Estaba bastante segura de haberlo dicho, pero tardó apenas un segundo en contestarle.

No, es mi primera vez. Le eché el ojo solo llegar, bueno, más bien le eché la nariz, jeje. Pasaba por delante a menudo cuando iba al café pero era demasiado caro para simplemente entrar a comer un día cualquiera. Por suerte, hoy no es un día cualquiera, es mi último día aquí y vuestro primero, es doblemente especial así que comeré el doble en vuestro honor.

Shiba sonrió a Suzume tras su breve discurso, ahora no paraba de gesticular con las manos ya que no podía mover la parte inferior del cuerpo parecía estar haciendo más esfuerzos con la superior.

Supongo que lo preguntas porque me sé todas las preguntas que hacen, es porque solemos hacer las mismas en el café. Con un extra de atrezo, claro, pero un restaurante es un restaurante así que supuse que funcionaria igual y... jeje, más o menos. Creo que la chica se ha enfadado bastante. A veces me pasa. Interrumpo y no dejo hablar a la gente y no es que no quiera escucharlos, es que... no puedo evitarlo.

Se calló al darse cuenta de que estaba hablando el doble o el triple que Suzume e infinitamente más que Saki, y procedió a mirarlas a ambas alternativamente como un cachorro a la espera de su permiso para proceder. No quería absorber toda la conversacion.
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#90
Suzume hizo una leve mueca al ver a Saki sentarse frente a ellas, y no a su lado. Pero se dijo rápidamente que estaba bien. Así podrían charlar mejor sin estar volteando tanto la cabeza, ¿No? La mesera tomó la orden de ambas Amejines y se retiró.

La cantante no había recordado lo de la "primera vez", pues, así como la Kusajin bien supuso, Shiba se había desenvuelto con naturalidad, como una experta en aquel restaurante. Aunque su explicación tenía mucho sentido.

Oh, ya veo —Apoyó un codo en la mesa y el mentón en la mano. Sonrió —. Bueno, creo que entiendo... Pero a mí me está gustando escuchar hablar a Shiba-san. Suenas tan... Enérgica. Tan viva. Siento que tienes mucho por liberar y expresar —Soltó una leve risita al volver a hablar —. Creo que el papel de hada del verano te queda bastante bien. ¿No crees, Saki-senpai?
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