30/01/2022, 04:50
El joven Nao sonrió. Notó como la chica sacó rápidamente las conjeturas al respecto, entendiendo entonces en qué se habían metido. «Es hora de jugar al detective.» Aunque lo de jugar, puede que terminara siendo mucho más serio.
—Podemos dar por sentado que no, ellos no esperaban que usted leyera la carta — Ladeó el pincel en su boca y empezó a caminar en círculos por la habitación en la que se encontraban. —¿Nos dirían si les preguntamos? Lo dudo. — Observó al suelo. —Esta es una escena del crimen. ¿Qué podrían encontrar dos genin que la ANBU no pudo? — Observó a Jun.
En ese momento, el joven se dirigió hasta un viejo gavetero, sacando un pergamino que apoyó sobre el mismo, empezando a dibujar figuras de roedores. «Algo que no es tan obvio, pero que tampoco es sencillo de encontrar.» Alejó el pincel y sacudió el papel, siendo que los ratoncitos saltaron y corrieron, dispersándose entre los rincones oscuros de esa casa.
—Puede que no confiaran del todo en usted para que les ayudara, al menos no lo suficiente como para decirle la verdad del plan. ¿Quizá porque no es una conocida aún? — Enrrolló el pergamino y se lo guardó de nuevo. —Pero para su mala suerte, recibirán más ayuda de la necesaria.
Aún quedaba pendiente el hecho de que existiera un piso subterráneo, pero por ahora sabían que lo que buscaban debería ser algo fuera de lo común.
—Podemos dar por sentado que no, ellos no esperaban que usted leyera la carta — Ladeó el pincel en su boca y empezó a caminar en círculos por la habitación en la que se encontraban. —¿Nos dirían si les preguntamos? Lo dudo. — Observó al suelo. —Esta es una escena del crimen. ¿Qué podrían encontrar dos genin que la ANBU no pudo? — Observó a Jun.
En ese momento, el joven se dirigió hasta un viejo gavetero, sacando un pergamino que apoyó sobre el mismo, empezando a dibujar figuras de roedores. «Algo que no es tan obvio, pero que tampoco es sencillo de encontrar.» Alejó el pincel y sacudió el papel, siendo que los ratoncitos saltaron y corrieron, dispersándose entre los rincones oscuros de esa casa.
—Puede que no confiaran del todo en usted para que les ayudara, al menos no lo suficiente como para decirle la verdad del plan. ¿Quizá porque no es una conocida aún? — Enrrolló el pergamino y se lo guardó de nuevo. —Pero para su mala suerte, recibirán más ayuda de la necesaria.
Aún quedaba pendiente el hecho de que existiera un piso subterráneo, pero por ahora sabían que lo que buscaban debería ser algo fuera de lo común.