6/02/2022, 19:41
El joven Nao suspiró pesadamente. «Las precauciones que tomé no serán necesarias.» Pensó aliviado mientras sacaba su pincel y se lo metía a la boca.
—Yo no le llamaría hacer negocio a eso precisamente — dijo algo alicaído en voz baja. Ciertamente, no tenía ánimos para rezongar. El ambiente ya se había calmado y lo último que necesitaba era seguir echando leña al fuego con tal de quedar él con la última palabra en la boca.
Arqueó una ceja, incrédulo, cuando la kunoichi se mostró tan jovial de repente luego de la escenita montada. «Pero si ella fue la que empezó el escándalo en primer lugar.» Tanta energía, le era asfixiante.
—No estaré patrullando, pero mientras sea mi jurisdicción me tocará estar atento a cualquier dilema. Es una zona fronteriza, después de todo— Soltó aquello sólo por decir algo, porque la verdad no tenía siquiera idea de qué estaba haciendo con su vida. —Y bueno, no creo que sea raro ver shinobi de la Hierba por acá tampoco, siendo que somos vecinos —. Nuevamente, hablaba por hablar. —Pero ya que usted puso la incógnita en la mesa, sí, es buena pregunta. ¿Qué le trae por aquí? Más aún, en una época como esta — Esas últimas palabras, tenían un toque muy melancólico.
La calma parecía estar volviendo al lugar, y los comensales se enfocaban ya a sus propias cosas.
—Dejé mi té en mi mesa, ¿le gustaría terminar de acompañarme? — Ofreció. No sabía ni porqué ni la invitó, sólo lo hizo porque no tenía nada mejor que hacer.
—Yo no le llamaría hacer negocio a eso precisamente — dijo algo alicaído en voz baja. Ciertamente, no tenía ánimos para rezongar. El ambiente ya se había calmado y lo último que necesitaba era seguir echando leña al fuego con tal de quedar él con la última palabra en la boca.
Arqueó una ceja, incrédulo, cuando la kunoichi se mostró tan jovial de repente luego de la escenita montada. «Pero si ella fue la que empezó el escándalo en primer lugar.» Tanta energía, le era asfixiante.
—No estaré patrullando, pero mientras sea mi jurisdicción me tocará estar atento a cualquier dilema. Es una zona fronteriza, después de todo— Soltó aquello sólo por decir algo, porque la verdad no tenía siquiera idea de qué estaba haciendo con su vida. —Y bueno, no creo que sea raro ver shinobi de la Hierba por acá tampoco, siendo que somos vecinos —. Nuevamente, hablaba por hablar. —Pero ya que usted puso la incógnita en la mesa, sí, es buena pregunta. ¿Qué le trae por aquí? Más aún, en una época como esta — Esas últimas palabras, tenían un toque muy melancólico.
La calma parecía estar volviendo al lugar, y los comensales se enfocaban ya a sus propias cosas.
—Dejé mi té en mi mesa, ¿le gustaría terminar de acompañarme? — Ofreció. No sabía ni porqué ni la invitó, sólo lo hizo porque no tenía nada mejor que hacer.