12/02/2022, 18:59
Realmente, poca cosa podían hacer con la información que tenían. Ya de entrada, no sabían que carajos estaban buscando. Jun había tirado alguna que otra pieza del rompecabezas y Nao pude juntar algunas. Pero todo eran meras suposiciones de ambos, no había nada claro al ciento por ciento. Ir a esa habitación era lo poco que podían investigar.
La chica fue detrás de su compañero, el cual se dirigía directo a la ubicación de la habitación. El leve obstáculo de las tablas no era problema alguno para la mayoría de los ninjas, era de los conocimientos más básicos el poder llevar su chakra a sus pies y pegarse a superficies que, para alguien normal, sería imposible. El problema, más que nada, radicaba en que la kunoichi no era la mejor amiga de las alturas, por lo que nunca le terminó de gustar la idea esta de trepar por paredes. El hecho de no ser totalmente vertical la ayudaba bastante, ya que no era una altura del todo considerable y la sensación del vértigo no era tal. Al poner el pie en la pared y empezar su trayecto, intentó apurarse lo máximo posible.
Al bajarse, se notaban los restos de su miedo incondicional. Sobre todo en una mirada un poco afectada y en un postura un poco temblorosa. También, andaba más callada de lo normal.
El destino no se les iba a hacer fácil, pues la habitación donde debían ir estaba cerrada. Esto, de todos modos, ya lo sabían. La pregunta era: ¿Quién cerraba una puerta en una casa tan destruida como esa? Era absurdo y tampoco había un porqué. De una forma u otra, debían entrar.
Por el lado de la Nara, esperaba hacerlo de una manera tranquila y cautelosa. Quería hacerlo así, por lo menos en una situación como esa. Ya estaba pensando en si había un modo de forzar la cerradura, incluso le iba a preguntar al chico si tenía alguna ganzúa. Pero este último notó algo importante, aunque muy obvio, y era que las bisagras estaban muy débiles. Por lo que bastó con patearlas un poco para que la puerta se salga del marco. «¿La puerta la cerraron antes de que todo esté así? ¿Cuánto investigaron esta casa, entonces?» No tenía sentido que hayan investigado el lugar y, luego, hubieran cerrado la puerta, teniendo en cuenta en el estado que estaba.
—Y-ya, algo es algo. — Soltó tímida.
Y es que no le agradaba ni un poco el estado en el que estaba el piso de esa habitación. Un gran hueco en el techo hacía que la lluvia entre como si nada al cuarto, siendo la posible causa del hundimiento que sufría aquel lugar.
—N-no me parece muy buena idea entrar ahí. — Dijo, asomada desde afuera por el marco de la puerta. Bueno, donde antes había una puerta. —¿Podrá aguantar el peso de una de tus ratitas? Digo, quizás se pueda meter en ese agujero. — Señalaba impaciente, sin querer siquiera meter un dedo en ese lugar.
La chica fue detrás de su compañero, el cual se dirigía directo a la ubicación de la habitación. El leve obstáculo de las tablas no era problema alguno para la mayoría de los ninjas, era de los conocimientos más básicos el poder llevar su chakra a sus pies y pegarse a superficies que, para alguien normal, sería imposible. El problema, más que nada, radicaba en que la kunoichi no era la mejor amiga de las alturas, por lo que nunca le terminó de gustar la idea esta de trepar por paredes. El hecho de no ser totalmente vertical la ayudaba bastante, ya que no era una altura del todo considerable y la sensación del vértigo no era tal. Al poner el pie en la pared y empezar su trayecto, intentó apurarse lo máximo posible.
Al bajarse, se notaban los restos de su miedo incondicional. Sobre todo en una mirada un poco afectada y en un postura un poco temblorosa. También, andaba más callada de lo normal.
El destino no se les iba a hacer fácil, pues la habitación donde debían ir estaba cerrada. Esto, de todos modos, ya lo sabían. La pregunta era: ¿Quién cerraba una puerta en una casa tan destruida como esa? Era absurdo y tampoco había un porqué. De una forma u otra, debían entrar.
Por el lado de la Nara, esperaba hacerlo de una manera tranquila y cautelosa. Quería hacerlo así, por lo menos en una situación como esa. Ya estaba pensando en si había un modo de forzar la cerradura, incluso le iba a preguntar al chico si tenía alguna ganzúa. Pero este último notó algo importante, aunque muy obvio, y era que las bisagras estaban muy débiles. Por lo que bastó con patearlas un poco para que la puerta se salga del marco. «¿La puerta la cerraron antes de que todo esté así? ¿Cuánto investigaron esta casa, entonces?» No tenía sentido que hayan investigado el lugar y, luego, hubieran cerrado la puerta, teniendo en cuenta en el estado que estaba.
—Y-ya, algo es algo. — Soltó tímida.
Y es que no le agradaba ni un poco el estado en el que estaba el piso de esa habitación. Un gran hueco en el techo hacía que la lluvia entre como si nada al cuarto, siendo la posible causa del hundimiento que sufría aquel lugar.
—N-no me parece muy buena idea entrar ahí. — Dijo, asomada desde afuera por el marco de la puerta. Bueno, donde antes había una puerta. —¿Podrá aguantar el peso de una de tus ratitas? Digo, quizás se pueda meter en ese agujero. — Señalaba impaciente, sin querer siquiera meter un dedo en ese lugar.