23/02/2022, 23:18
—¿Yo? —preguntó Daruu, asestándole otro bocado al bollito de vainilla que, hasta hacía unos pocos minutos, había pertenecido a Kōri—. No le diría a mi madre algo antes de tiempo nunca en la vida. Ya ves cómo se pone —agregó, señalando a sus espaldas. Sin embargo, Kiroe había dejado la cháchara y los cotilleos para otro momento. Ahora, huraña, terminaba de secar unas tazas de café que acababa de sacar del lavavajillas—. No tengo ni idea de cómo se ha enterado, la verdad.
Entonces, sus sospechas eran ciertas. Aquella mujer tenía una capacidad de enterarse de las cosas que se podía considerar casi sobrehumana. Sabía que su padre era capaz de leer la mente a través de los ojos, ¿pero cómo lo hacía Kiroe? Antaño había pertenecido al cuerpo de inteligencia y espionaje, ¿pero cómo lo hacía ahora que se encargaba de regentar la pastelería?
—Kōri-sensei —Le llamó Daruu, sacándole de sus pensamientos—. Sí que me propuso tomar el sombrero.
Kōri clavó sus gélidos ojos en el muchacho que había sido su pupilo hasta entonces, como si intentara ir más allá de su mirada. Pero él no tenía la capacidad de su padre, y no se atrevía a dilucidar nada a partir de la expresión del Hyūga.
—Supongo que entonces tendré que llamarte Daruu-sama, a partir de hoy —dijo, bajando la voz lo suficiente como para que Kiroe no le escuchara.
Entonces, sus sospechas eran ciertas. Aquella mujer tenía una capacidad de enterarse de las cosas que se podía considerar casi sobrehumana. Sabía que su padre era capaz de leer la mente a través de los ojos, ¿pero cómo lo hacía Kiroe? Antaño había pertenecido al cuerpo de inteligencia y espionaje, ¿pero cómo lo hacía ahora que se encargaba de regentar la pastelería?
—Kōri-sensei —Le llamó Daruu, sacándole de sus pensamientos—. Sí que me propuso tomar el sombrero.
Kōri clavó sus gélidos ojos en el muchacho que había sido su pupilo hasta entonces, como si intentara ir más allá de su mirada. Pero él no tenía la capacidad de su padre, y no se atrevía a dilucidar nada a partir de la expresión del Hyūga.
—Supongo que entonces tendré que llamarte Daruu-sama, a partir de hoy —dijo, bajando la voz lo suficiente como para que Kiroe no le escuchara.