10/03/2022, 15:50
—¿¡Estafa!? —la indignación el cocinero era evidentemente falsa —. Vienen a mi establecimiento, piden comida sin preguntar precio, se les prepara y sirve dicha comida y... ¡y tienen el descaro de querer irse sin pagar! A mí se me hace que son ustedes los que serían demandados.
Los otros dos hombres se rieron. La mujer estaba en la puerta, con la espalda contra ella, de brazos cruzados. O sea que no hay cena y caminamos hasta acá por nada. Ack. Suzaku se había molestado, al igual que Natsu, y éste último le dijo a ella algo que no entendí. Aunque luego ¡sus ojos! Eran rojos y extraños, como antes. Qué genial. Asentí cuando me dijo que contaban conmigo.
—Oh, creo que eres tú quien no ha entendido, niño. Lo que va a pasar es que van a pagar por las buenas —De la parte trasera de su cinto sacó un enorme cuchillo de carnicero, mientras que los otros dos hicieron lo mismo: uno empuñaba un cuchillo largo para carnes, mientras que otro sacó dos cuchillos más pequeños. El cocinero rió —. O por las malas.
—La ropa de la niña se ve costosa, tal vez cubra una parte de la cuenta. —añadió la mujer desde la puerta.
—Oh, claro. Podría comprar diez de este edificio con Suiken. —dije, presumiendo mis brillantes y negras vestiduras. Oh. Creo que no debí hacer eso, pues los ojos de los tres hombres parecieron brillar con signos de Ryos —. Cuando digan.
—¡Última oportunidad! ¿Pagarán? —El cocinero alzó su cuchillote —. ¿O pagarán?
Los otros dos hombres se rieron. La mujer estaba en la puerta, con la espalda contra ella, de brazos cruzados. O sea que no hay cena y caminamos hasta acá por nada. Ack. Suzaku se había molestado, al igual que Natsu, y éste último le dijo a ella algo que no entendí. Aunque luego ¡sus ojos! Eran rojos y extraños, como antes. Qué genial. Asentí cuando me dijo que contaban conmigo.
—Oh, creo que eres tú quien no ha entendido, niño. Lo que va a pasar es que van a pagar por las buenas —De la parte trasera de su cinto sacó un enorme cuchillo de carnicero, mientras que los otros dos hicieron lo mismo: uno empuñaba un cuchillo largo para carnes, mientras que otro sacó dos cuchillos más pequeños. El cocinero rió —. O por las malas.
—La ropa de la niña se ve costosa, tal vez cubra una parte de la cuenta. —añadió la mujer desde la puerta.
—Oh, claro. Podría comprar diez de este edificio con Suiken. —dije, presumiendo mis brillantes y negras vestiduras. Oh. Creo que no debí hacer eso, pues los ojos de los tres hombres parecieron brillar con signos de Ryos —. Cuando digan.
—¡Última oportunidad! ¿Pagarán? —El cocinero alzó su cuchillote —. ¿O pagarán?
Diálogo (Darkorchid)