12/03/2022, 13:47
¿Alguna vez han visto un aguacate en armonía en un frutero lleno de uvas? no, la respuesta es no. ¿Y saben por qué? porque no encajan, son frutas ambas, pero no puto encajan. ¿Qué vas a combinar con sendas frutas? NADA. Así de sencillo, así de simple. Aguacates y uvas no. Las pones en distintos fruteros, o en distintos platos, y punto. Asunto solucionado.
¿A dónde quiero llevar con eso? Pues muy sencillo también...
Si tienes a un shinobi o aldeano de un País donde la lluvia casi es inexistente, o por lo menos no demasiado constante, y lo metes en una villa donde no para la lluvia ni un sólo segundo de su existencia, ¿qué sucede?. Pues exactamente lo mismo que con las uvas y el aguacate, que no encajan. NO encajan.
Hayato llevaba ya demasiadas horas en remojo, literal. Desde que había llegado a esa villa llamada Amegakure, percibía que el nombre no podría ser más correcto para un lugar que ese. Todo el santo día empapado... ¿cómo hacían los residentes de ésta villa para soportar esa demente situación? Así estaban casi todos, como cabras.
—Bueno, voy a pillar un paraguas o algo, porque si ésto se alarga mucho, va a ser un coñazo de aupa. —Se dijo a sí mismo, en lo que caminaba por las calles de la villa.
No tardó en ver una pequeña tienda, en la que parecían haber todo tipo de paraguas. Un negocio seguramente en auge, pues nunca iba a sobrar uno de esos artilugios en un lugar como ese. Curioso y desdichado, el Senju se acercó y comenzó a comparar precios, buscando algo que no fuese muy caro, pero que tuviese cierta calidad. Después de todo, no quería que se le rompiese en unos minutos.
¿A dónde quiero llevar con eso? Pues muy sencillo también...
Si tienes a un shinobi o aldeano de un País donde la lluvia casi es inexistente, o por lo menos no demasiado constante, y lo metes en una villa donde no para la lluvia ni un sólo segundo de su existencia, ¿qué sucede?. Pues exactamente lo mismo que con las uvas y el aguacate, que no encajan. NO encajan.
Hayato llevaba ya demasiadas horas en remojo, literal. Desde que había llegado a esa villa llamada Amegakure, percibía que el nombre no podría ser más correcto para un lugar que ese. Todo el santo día empapado... ¿cómo hacían los residentes de ésta villa para soportar esa demente situación? Así estaban casi todos, como cabras.
—Bueno, voy a pillar un paraguas o algo, porque si ésto se alarga mucho, va a ser un coñazo de aupa. —Se dijo a sí mismo, en lo que caminaba por las calles de la villa.
No tardó en ver una pequeña tienda, en la que parecían haber todo tipo de paraguas. Un negocio seguramente en auge, pues nunca iba a sobrar uno de esos artilugios en un lugar como ese. Curioso y desdichado, el Senju se acercó y comenzó a comparar precios, buscando algo que no fuese muy caro, pero que tuviese cierta calidad. Después de todo, no quería que se le rompiese en unos minutos.