19/03/2022, 12:57
—Depende —Fue el anciano el que respondió. Apenas tenía dos dientes arriba y uno abajo, medio podridos. Estaba tan arrugado y esquelético que, de no ser porque sus labios se movían, daba la impresión de ser un cadáver—. ¿Cuál es tu delito, joven?
»¿Por qué estás aquí?
—No le mientas —agregó la chica de su edad. Su pelo estaba enmarañado y sucio, sus ojos estaban pequeños y asustados y bajo la capa de mugre Daigo adivino una piel bronceada. De no ser por las crudas circunstancias, probablemente a Daigo le hubiese parecido una chica guapa—. Tenemos una forma para descubrir a los mentirosos.
A Daigo le pareció que ella misma estaba mintiendo con aquella última afirmación. Su percepción para cazar mentiras no era demasiado alta, pero algo le decía que la chica era de esas personas que no saben mentir.
No muy lejos, la mujer que le había salvado el culo se sentó. Parecía pertenecer a aquel grupo, aunque su atención estaba centrada en su nueva adquisición: la daga.
»¿Por qué estás aquí?
—No le mientas —agregó la chica de su edad. Su pelo estaba enmarañado y sucio, sus ojos estaban pequeños y asustados y bajo la capa de mugre Daigo adivino una piel bronceada. De no ser por las crudas circunstancias, probablemente a Daigo le hubiese parecido una chica guapa—. Tenemos una forma para descubrir a los mentirosos.
A Daigo le pareció que ella misma estaba mintiendo con aquella última afirmación. Su percepción para cazar mentiras no era demasiado alta, pero algo le decía que la chica era de esas personas que no saben mentir.
No muy lejos, la mujer que le había salvado el culo se sentó. Parecía pertenecer a aquel grupo, aunque su atención estaba centrada en su nueva adquisición: la daga.