29/03/2022, 09:19
Lo cierto era que preocuparse estaba bien. Era signo de que te importaba alguien y que querías que estuviese bien. Sin embargo, el pollo frito era otro rollo. Era el tipo de rollo que hacía a Chika olvidar por un instante por qué estaban fuera de la villa.
Ahora bien, lo triste del pollo frito es que se acaba. Y si no se acaba, te llenas y ya no puedes comer más. Entonces solo te queda el camino de vuelta a la desidia y la preocupación.
Por suerte, solo había una cosa que superaba al pollo frito para olvidarse de las cosas malas. Murakisho Suzume. La mejor Idol de todo el mundo, y si hay otros mundos también. Su voz era como una manta de terciopelo que te envuelve en un mar de seda y te deja disfrutar de esa suavidad hasta en tu corazón.
Para alguien tan torpe y tosca como Chika, esa suavidad era algo ignoto y extraño que no podía sino admirar.
Pero de nuevo, estaban ahí por un motivo. Y una vez Suzume tuvo que descansar y el pollo frito se acabó, tocaba enfrentarse a ese motivo. No sin antes hacer noche y dormir las ocho horas reglamentarias.
Ah, Chika no era tan ingenua. Sí, ella estaba llena de pollo, con la mente en paz y el cuerpo preparado para dormir cuánto le permitiesen, pero ¿y Kimi? Estaba inquieta como una rata electrocutada. Así que solo tuvo que esperar.
— Ka-chan... ¿quieres salir a dar un paseo? Papá me dio algo de dinero, así que podemos salir a hacer algo, si quieres.
— Claro. ¿Quieres ir a algún sitio en especial?
Ni siquiera se lo pensó. Y tenía algunas preocupaciones al respecto. Salir sin Raijin era un riesgo, salir de noche era un riesgo, pero quería dejar un mensaje claro para Kimi. No importaban los riesgos, ella estaría ahí para ella en cada uno de ellos. No quería que siquiera considerase hacer algo sola porque si se lo decía a Chika le fuese a soltar una retahíla de lo peligroso que era.
Además, estaba convencida que Kimi ya tenía en mente cualquier cosa que pensase ella.
Ahora bien, lo triste del pollo frito es que se acaba. Y si no se acaba, te llenas y ya no puedes comer más. Entonces solo te queda el camino de vuelta a la desidia y la preocupación.
Por suerte, solo había una cosa que superaba al pollo frito para olvidarse de las cosas malas. Murakisho Suzume. La mejor Idol de todo el mundo, y si hay otros mundos también. Su voz era como una manta de terciopelo que te envuelve en un mar de seda y te deja disfrutar de esa suavidad hasta en tu corazón.
Para alguien tan torpe y tosca como Chika, esa suavidad era algo ignoto y extraño que no podía sino admirar.
Pero de nuevo, estaban ahí por un motivo. Y una vez Suzume tuvo que descansar y el pollo frito se acabó, tocaba enfrentarse a ese motivo. No sin antes hacer noche y dormir las ocho horas reglamentarias.
Ah, Chika no era tan ingenua. Sí, ella estaba llena de pollo, con la mente en paz y el cuerpo preparado para dormir cuánto le permitiesen, pero ¿y Kimi? Estaba inquieta como una rata electrocutada. Así que solo tuvo que esperar.
— Ka-chan... ¿quieres salir a dar un paseo? Papá me dio algo de dinero, así que podemos salir a hacer algo, si quieres.
— Claro. ¿Quieres ir a algún sitio en especial?
Ni siquiera se lo pensó. Y tenía algunas preocupaciones al respecto. Salir sin Raijin era un riesgo, salir de noche era un riesgo, pero quería dejar un mensaje claro para Kimi. No importaban los riesgos, ella estaría ahí para ella en cada uno de ellos. No quería que siquiera considerase hacer algo sola porque si se lo decía a Chika le fuese a soltar una retahíla de lo peligroso que era.
Además, estaba convencida que Kimi ya tenía en mente cualquier cosa que pensase ella.