29/03/2022, 18:03
Cuando Chika le preguntó, Kimi sonrió de oreja a oreja.
— Hmmm... pues no sé. —Kimi se llevó un dedo a la mejilla, mientras pensaba a donde ir—. ¡Quizás haya una arcade por aquí cerca! ¿Y si buscamos una?
Si su hermana aceptaba, la menor cogería una mochilita que había traído para guardar cualquier cosa que llegasen a comprar durante su viaje. Al salir ambas de la habitación, antes de salir de la posada, Kimi fue a la habitación de su padre y tocó la puerta dos veces para avisarle que habían salido, pero no hubo respuesta.
— Supongo que ya se habrá dormido. —Respondió Kimi, riéndose un poco. Su padre siempre se dormía temprano—. ¿Salimos?
Las calles de Shinogi-To estaban llenas de gente celebrando el año nuevo con sus familias y amigos, esperando juntos la llegada de la nueva década. Las plazas estaban a reventar, haciendo difícil andar por ellas, y la mayoría de negocios estaban cerrados, pero incluso si estuvieran abiertos no habrían encontrado una arcade, pues aunque Shinogi-To estuviese tan cerca de Amegakure, ambos lugares no podían ser más distintos.
Aún así, Kimi no planeaba desanimarse por no encontrar lo que buscaba, por lo que se dejó llevar por la festividad y decidió, en un momento dado, separarse de su hermana para ir a un puesto que le había llamado la atención.
Chika no la perdió de vista durante mucho tiempo, pues si la seguía, le encontraría frente a un puestecito, probándose unas orejas de gato rosadas.
— ¿Qué piensas, me quedan bien? —Le preguntó, moviendo su mano hacia ella como si fuera una patita—. ¿Ka-nyan?
— Hmmm... pues no sé. —Kimi se llevó un dedo a la mejilla, mientras pensaba a donde ir—. ¡Quizás haya una arcade por aquí cerca! ¿Y si buscamos una?
Si su hermana aceptaba, la menor cogería una mochilita que había traído para guardar cualquier cosa que llegasen a comprar durante su viaje. Al salir ambas de la habitación, antes de salir de la posada, Kimi fue a la habitación de su padre y tocó la puerta dos veces para avisarle que habían salido, pero no hubo respuesta.
— Supongo que ya se habrá dormido. —Respondió Kimi, riéndose un poco. Su padre siempre se dormía temprano—. ¿Salimos?
Las calles de Shinogi-To estaban llenas de gente celebrando el año nuevo con sus familias y amigos, esperando juntos la llegada de la nueva década. Las plazas estaban a reventar, haciendo difícil andar por ellas, y la mayoría de negocios estaban cerrados, pero incluso si estuvieran abiertos no habrían encontrado una arcade, pues aunque Shinogi-To estuviese tan cerca de Amegakure, ambos lugares no podían ser más distintos.
Aún así, Kimi no planeaba desanimarse por no encontrar lo que buscaba, por lo que se dejó llevar por la festividad y decidió, en un momento dado, separarse de su hermana para ir a un puesto que le había llamado la atención.
Chika no la perdió de vista durante mucho tiempo, pues si la seguía, le encontraría frente a un puestecito, probándose unas orejas de gato rosadas.
— ¿Qué piensas, me quedan bien? —Le preguntó, moviendo su mano hacia ella como si fuera una patita—. ¿Ka-nyan?